Sentirse deprimido es una reacción natural a los golpes de la vida, estrés, cambios y desilusiones. El cambio para actuar y volverse a sentir bien comienza tomando conciencia de sí mismos: comprendiendo la depresión y dándonos cuenta de dónde estamos.
Cuando éramos niños, nos enseñaron a atarnos los zapatos y a montar bicicleta, a limpiarnos la nariz y a leer un libro. Pero no nos enseñaron el complicado arte de gobernar nuestras emociones. Ahora bien, nunca es demasiado tarde para aprender a gobernarlas adecuadamente.
La información es tu mejor arma contra la depresión. Aprende todo lo que puedas acerca de sus causas, tipos, tratamientos.
Sólo conseguimos conocernos bien a nosotros mismos después de haber superado muchas adversidades. No te dejes acobardar por la depresión, considérala más bien como un trampolín para lanzarte hacia tu propio crecimiento y comprensión.
La depresión es una enfermedad del cuerpo, de la mente y del espíritu. Para tratarla has de considerar todo el conjunto. ¿Dónde está tu mal? Pregúntate cómo puedes curar esa parte de tu vida.
Puesto que la depresión a menudo tiene causas y efectos físicos, para "animarse" eficazmente o "salir de ella" conviene solicitar tratamiento médico. Acude a expertos que puedan ayudarte a vencerla.
Los expertos aseguran que actuamos y reaccionamos de acuerdo con pautas de pensamiento y de conducta adquiridas durante la niñez. Pero, puesto que dichas pautas son aprendidas, también se pueden "desaprender". Comienza procurándote nuevos mensajes positivos y afirmativos.
La mayor parte de las cosas y situaciones de la vida ni son perfectas ni terribles, ni totalmente negras ni totalmente blancas.
Te encontrarás continuos cambios en la vida, y ocasionalmente incluso el caos. Piensa que la vida, aun cuando no siempre sea agradable, puede, sin embargo, ser buena.
A veces te parecerá que está lloviendo sobre ti, y lo que pasa es, sencillamente, que está lloviendo. Mira el panorama con mayor amplitud, y permanece dispuesto a reorganizar tu actitud siempre que sea necesario.
No permitas que tu vida se abarrote de "es preciso", " es necesario" y "hay que". Puedes elegir. Deja que tus valores y prioridades modelen tu vida diaria.
Tratar de conseguir siempre un éxito mayor, más realizaciones, control, perfección y eficiencia es sobrestimar tu grandeza y tus propias capacidades humanas.
Eres grande precisamente porque eres tú, y no por lo que puedes hacer.
Sentirse inútil o bloqueado es la causa principal por la que se cae en la depresión. Dedica tanto tiempo a pensar en soluciones positivas como el que empleas en considerarte inútil.
A veces caemos en la costumbre de "terribilizar". No está mal que te preguntes: ¿Qué es lo peor que podría suceder?. Pero procura equilibrar la pregunta con esta otra: ¿Qué es lo mejor que podría ocurrir? Los sentimientos de desesperación pueden derivar de encontrarse abrumado, como sepultado bajo una avalancha. No es posible desembarazarse de golpe de toda la mole. Es preciso ir quitando las piedras una por una (y tal vez ayudado por algún otro).
Cuando una carga excesivamente pesada hunde tus ruedas, tal vez te parezca que la cosa no tiene remedio. Pero no es así, hay muchas opciones: retira parte del peso, aumenta el aire de las ruedas, pide ayuda, retrasa la entrega de la mercancía, descansa un poco y mira las cosas desde otra perspectiva.
Incluye en la lista de tus quehaceres: "divertirme". Claro que la diversión es cosa más bien espontánea, pero en parte ha de ser también programada.
Piensa en ti mismo como una persona feliz, positiva y amable. No importa quién eres, qué has hecho o dejado de hacer; en todo caso siempre debes procurar ser una persona tranquila y serena que vive en paz interior.
Es bueno que seas tú. Efectivamente, tú eres la única persona que tú puedes ser.
Ama el "tú" que eres. Cree en ti mismo, reconoce tu propio valor.
Felicidad y paz brotan de sentirse seguro y confiado.
Escucha la voz más profunda de tu interior. Es tu corazón que habla. Tu corazón sabe que lo más importante es el amor, y que el amor proporciona paz y esperanza.
Los niños conocen el secreto de la alegría: las cosas pequeñas son las realmente grandes. Observa a los niños mientras trabajan o juegan, y, como ellos, procúrate cada día pequeñas cosas para disfrutar.
Si crees que necesitas un milagro en tu vida, probablemente sea así. Pide un milagro. Pero no olvides que también existen pequeños milagros. A veces será suficiente con que te fijes en los que acontecen cada día a tu alrededor.
La naturaleza tiene un sinfín de atractivos. Huele, saborea, palpa lo que nos ofrece continuamente.
No subestimes el poder de la creatividad para elevarte por encima de la niebla. Canta, prepara una tarta, pinta un cuadro, escribe un poema, prepara una casita para los pájaros.
El ejercicio -la creatividad en general- puede darte una nueva perspectiva sobre las cosas. Cuando menos, hallarás en él una salida para descargar tus ansiedades... y probablemente dormirás y descansarás mejor.
Cuando algo parece bueno, suena bien, huele bien, es agradable al tacto, sabe bien...dilo. Es una buena costumbre decir las cosas positivas.
Mira hacia el futuro, sobre todo durante el tiempo libre, cuando la gente se dedica de manera especial a rememorar ese pasado perfecto de los viejos tiempos. Mejor aún, disfruta de lo que eres, del lugar en que te encuentras y de lo que haces precisamente ahora.
Aparta el centro de atención de tu persona y dirígelo hacia alguien o hacia algo diferente: una afición o habilidad, un jardín o una mascota, un vecino o un pariente, una persona necesitada o un proyecto.
A veces no podrás salir de la depresión por tus propios medios. Hay personas que están dispuestas a tenderte una mano, darte un nuevo impulso, levantarte y conducirte a un lugar mejor. Permíteselo.
La depresión tiene remedio. Médicos y terapeutas pueden ayudarte a adquirir la perspicacia, la habilidad o la medicación que necesitas para superarla. Si tu depresión es grave o persistente, ponte en manos de un experto y elaborad juntos un plan para que vuelvas a sentirte bien.
No permitas que el orgullo te impida comunicarte con tu vecina, tus compañeros, tu pareja, tu profesor, tu médico. Buena parte de la depresión es sentirse solos. Acepta la ayuda y el ánimo que otros pueden darte.
Tal vez sientas que nadie puede comprender lo que estás pasando. Probablemente tienes razón. A pesar de todo, los demás pueden ayudarte. Pide lo que necesites. Te sorprenderás de lo mucho que consigues.
La amistad duplica la alegría y divide la pena. Busca a alguien con quien compartir tus más profundos sentimientos y preocupaciones.
Escucha la sabiduría de los que han sufrido. Puede que su dolor ya no sea tan intenso como el tuyo, pero la perspectiva que ofrecen pueden aliviar tus sentimientos de angustia y desesperación.
Aunque no se sientas inmediatamente aliviado, no te desanimes. Puedes estar mejorando sin notarlo todavía. Lo más importante es seguir dando pasos hacia la curación y rechazar los pensamientos negativos.
Abre tu puerta a lo que ofrece la vida. Así podrás sobrellevar lo insoportable, y las cosas agradables de la vida se harán todavía mejores.
No te autodestruyas pensando que si fueras mejor persona estarías exento de la depresión. Las cosas no funcionan de esa manera. Recuerda que eres humano y que vives en un mundo imperfecto.
Te mereces tener paz y disfrutar de la vida. Puedes ayudarte a ti mismo en la ardua tarea de escalar desde la depresión adoptando esta consigna: "¡Lucha contra ella y véncela!
Autor: Linus Mundy