La costumbre de comerse las uñas se llama Onicofagia y está relacionada con la forma en que las personas enfrentan situaciones. Existen varios tipos de "come-uñas": El que solo las arranca, el que además se las traga y el que dice que no se las come, pero se come los pellejitos de la punta de los dedos.
Comerse las uñas es un comportamiento automático y aditivo. El individuo no quiere hacerlo mas no puede evitarlo. Algunos autores explican que esta conducta responde a sentimientos de ansiedad o inseguridad. Las personas tienen que manejar la tensión y en algunos, este hábito es la forma de controlarla. Las personas que practican estas conductas comparten rasgos como el exceso de perfeccionismo y el miedo al fracaso. La persona destaca por su nerviosismo, en algunos casos por su poca autoestima y por haber tenido una infancia marcada por padres o maestros autoritarios.
El inicio de esta manía se sitúa en la infancia y por regla general, se va diluyendo con la edad. El origen tiene que ver con un asunto tan común e instintivo como mamar cuando bebés. Este acto es asociado con sensaciones de sentirse saciado y experimentar placer, seguridad y protección. Después la teta materna es sustituida por el biberón, el dedo u otros objetos. Comerse las uñas estimula el placer del cerebro al recordar esa asociación de cuando se era bebé.
Cuando la costumbre está recién empezando es relativamente fácil detenerla. Es más difícil en adultos. En los niños, se puede analizar cuándo ocurre su actitud, y evitar las situaciones que lo provocan.
En adultos, es más complejo porque durante la vida comerse las uñas se hace ante todo tipo de situaciones, es decir, se generaliza la conducta.
Es importante tratar la onicofagia y existen diversas maneras de hacerlo. Las más frecuentes son los tratamientos aversivos. Se suele usar productos como ají o esmaltes con mal sabor, que provocan rechazo al llevarse los dedos a la boca. Este tipo de soluciones obstaculiza el hábito, pero no lo elimina.
Los tratamientos cognitivos son cuando el individuo toma conciencia del impacto social que significa su conducta y de lo desagradable que es para los demás y asume con voluntad propia el dejar de hacerlo, como dejar de fumar, por ejemplo.
Los tratamientos comprensivos son los más efectivos y consisten en acudir a la entrevista psicológica para descubrir cómo y en qué circunstancias aparece esta costumbre. Así se puede llegar a la raíz del problema y resolverla.
Comerse las uñas recuerda el mamar cuando se era bebé. asociado con sentirse saciado y experimentar placer, seguridad y protección
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