Los iguales se atraen.
Limítate a ser quien eres: sereno, transparente y brillante.
Cuando irradiamos lo que somos, cuando sólo hacemos lo que deseamos hacer, esto aparta automáticamente a quienes nada tienen que aprender de nosotros y atrae a quienes sí tienen algo que aprender y también algo que enseñarnos.
Richard BachLa ley de atracción es esencial para la comprensión de la condición
humana y afirma que eres un imán viviente. De forma inevitable
atraes hacia el círculo de tu vida a aquellas personas y situaciones
que estén en armonía con tus pensamientos dominantes. Las almas
gemelas se atraen. Los pájaros del mismo plumaje van juntos en
bandadas. Todo lo que en tu vida hayas atraído hacia ti, lo has
hecho por la clase de persona que eres y especialmente por tu forma
de pensar.
Tus amigos, tu familia, tus relaciones, tu trabajo, tus problemas y
tus oportunidades han sido atraídos hacia ti por tu modo habitual de
pensar en cada una de estas áreas.
Tenemos un ejemplo de esto en música llamado el principio de
resonancia simpática. Si se colocan dos pianos separados en una
habitación grande y se golpea en uno de ellos la nota «do», se puede
ir seguidamente hacia el otro piano para observar que en él la
cuerda correspondiente a la nota «do» está vibrando con idéntica
intensidad que la cuerda hermana del primer piano. Pues bien, según
este mismo principio, tú tiendes a conocer y relacionarte con gente
y situaciones que vibran en armonía con los pensamientos y
sentimientos que te dominan.
Si miras cada uno de los aspectos de tu vida, tanto positivos como
negativos, te darás cuenta de que todo tu mundo está fabricado por
ti y que, cuanta más carga emocional pongas en un pensamiento, más
grande será la intensidad de la vibración y más rápidamente atraerás
hacia tu vida a gente y situaciones que sean afines a dicho
pensamiento.
Esta ley siempre está actuando a tu alrededor. No tienes nada más
que pensar en un amigo o en una amiga y lo más probable es que el
teléfono esté sonando con él o ella al otro lado de la línea.
Decides hacer algo e inmediatamente después comienzan a llegarte
ideas nuevas y ayudas. Eres como un imán atrayendo limaduras de
hierro.
Mucha gente se retrae porque no sabe cómo trasladarse desde donde se
encuentra hasta donde quiere ir. Con la ley de atracción, sin
embargo, no es necesario tener todas las contestaciones antes de
comenzar. Siempre que tengas claro lo que quieres y con la clase de
gente que te conviene asociarte, terminarás arrastrándola dentro de
tu vida.
Tus pensamientos constituyen una forma de energía que vibra a una
velocidad determinada en función del nivel de intensidad emocional
que acompañe al pensamiento. Cuanto más excitado o temeroso estés,
más rápidamente tus pensamientos irradiarán de ti y atraerán hacia
tu vida personas y situaciones afines.
La gente feliz y alegre parece que atrae a otra gente alegre y
feliz. La persona que posea conciencia de prosperidad parece que
encuentra ideas y oportunidades para hacer dinero. La ley de
atracción actúa en todas partes y en todo momento.
Puedes tener más, ser más y hacer más porque puedes cambiar como
persona. Puedes cambiar tus pensamientos dominantes por medio de un
riguroso ejercicio mental. Puedes auto disciplinarte enfocando tus
pensamientos hacia lo que te interese y rehusando pensar sobre lo
que no te convenga.
De la persona que utiliza la ley de atracción de un modo positivo se
dice que tiene suerte. Ésta es sin duda otra manera de intentar
explicar por qué tantas buenas cosas y tanta gente provechosa se ven
acogidas en el seno de la vida de aquellos que tienen muy claras sus
metas y son perennemente optimistas sobre su consecución.
http://elmistico.com.ar/novedades/los_iguales_se_atraen.htm