La meditación reviste tres fases: primera, concentración; segunda, meditación; tercera, Shamadi. Antes de empezar nuestra práctica de concentración debemos sentarnos cómodamente. También
podemos hacer esta práctica entre el lecho. Hay que retirar de la mente toda clase de pensamientos terrenales, estos pensamientos deben caer muertos a las puertas del templo. Antes de concentrarnos debemos poner nuestra mente en blanco, no pensar en nada. Llenados estos requisitos entonces empezamos nuestra practica de concentración interna. Apartamos nuestra mente de las cosas del mundo físico y la dirigimos hacia adentro, Sumidos en profunda meditación debemos provocar el sueño, este sueño profundo nos llevará al estado de Shamadi. Entonces nos saldremos del cuerpo sin saber como, ni a que horas. Así entramos en los mundos internos.
Los sueños son legitimas experiencias internas. Si queremos estudiar una planta, nos concentramos en ella, meditamos en ella, provocamos el sueño y nos dormimos. Entonces en visión de sueños vemos que la planta se convierte en un hermoso niño, o en una bella criatura.
Esa criatura es el Elemental de la planta. Podemos conversar con ese Elemental vegetal. Podemos informarnos sobre las propiedades de esa planta, sobre sus poderes mágicos, etc.
El Elemental vegetal contestará estas preguntas y así recibiremos información. La meditación despertará nuestros poderes ocultos. La meditación provoca cambios fundamentales en el cuerpo astral. Entonces durante el sueño normal habrán instantes en que estaremos conscientes, y más tarde podremos decir, estoy fuera del cuerpo físico, estoy en cuerpo astral. Así iremos adquiriendo poco a poco la "Conciencia continua"; Durante las horas de sueño todos los seres humanos viajan en cuerpo astral. Los sueños son las experiencias astrales. Debemos aprender a recordar las experiencias astrales. Al despertar del sueño practicaremos un ejercicio retrospectivo para recordar todas aquellas cosas que hicimos durante el sueño.
Las experiencias internas se interpretan basándonos en la ley de las analogías filosóficas; en la ley de las analogías de los contrarios en la ley de las correspondencias y en la numerología.