Por qué hay que hacerlo es obvio. El problema es cómo lo hacemos.
Por experiencia propia sé que no es fácil. Las preocupaciones suelen presentarse en forma de escenarios hipotéticos negativos del tipo “qué va a pasar cuando no tenga/no haga…” Más que nada nos asustamos porque no sabemos cómo reaccionar si llegara ese momento y nos sentimos abrumados por la incertidumbre.
Mi punto de vista es tener una actitud realista y tener listo un plan de crisis para cada una de esas preocupaciones.
Te propongo el siguiente ejercicio. En una hoja en blanco anotá todas las cosas que te dan miedo del futuro, todo lo malo que creés puede llegar a pasarte y que te quitan el sueño. Por ejemplo:
Que te desalojen
Tener una enfermedad incurable
No poder renovar el alquiler de tu casa
No encontrar al amor de tu vida
Que te roben
etc etc
Una vez que tenés la lista, sé honesto con vos mismo y preguntate cuáles son realmente las posibilidades de que pasen esas cosas. Me refiero a que si hace meses que no pagás el alquiler, que te desalojen es una posibilidad muy cierta y urgente pero si recién firmás el contrato de alquiler y estás pensando que quizás dentro de un año puede ser que la empresa donde trabajás cierre o te despidan entonces te angustiás porque a lo mejor no podés pagar el alquiler y te van a desalojar, eso no es urgente y para esa preocupación en especial podés prepararte con anticipación.
Asigná prioridades de 1 a 10 a tus preocupaciones en base a 1) la urgencia temporal y 2) las posibilidades REALES de que eso suceda (1 sería lo más urgente y real que te pueda pasar y 10 lo menos).
Para organizarte mejor, pasá la lista a otra hoja empezando por tu preocupación número 1, continuando con la 2, etc.
Ahora concentrate en la preocupación nro 1 y fijate qué podés hacer al respecto. Después que digas “nada! no puedo hacer nada!” volvé a pensar. Volvamos al tema del desalojo. Tenés forma de conseguir el dinero que debés? Podés pedirle a alguien prestado? Hay alguna manera de conseguir el dinero (legalmente)? Dónde podés ir a vivir en caso que llegue el aviso que tenés que dejar la vivienda? Dónde vas a poner tus pertenencias? Enfocarte en las alternativas posibles es más positivo que ponerte a llorar y va a darte mejores resultados que esperar que te salve algún superhéroe.
Hacé lo mismo con todas tus preocupaciones. Cuando llegues a las que son menos urgentes y acuciantes, puede pasar que te des cuenta que no son verdaderas preocupaciones. Quizás son problemas de la sociedad (como el terrorismo o la falta de vivienda) y que en realidad no hay forma de medir el impacto cierto sobre tu vida. Si querés sentirte más tranquilo, hacé tus planes de contingencia. Preparate para lo que pudiera llegar a pasar. Tené las cosas listas por si te encontrás en ese escenario.
En Argentina hace unos años el fantasma era quedarse sin trabajo. Con una alta tasa de desempleo, si te echaban era bastante poco probable volver a encontrar alguno. En ese escenario, preveer para lo peor era sensato. Si no tenías suficientes ahorros, pensar en viajar al Caribe quizás no era la mejor decisión y sí ir a algún lugar menos caro y guardar un porcentaje en caso de quedar desempleado.
Salvo casos muy puntuales, para el resto podemos prepararnos y si tenemos planes concretos, el impacto en la vida presente se minimiza y podés concentrarte en algo que te reporte más valor.