Por Claudio Fabián Guevara
Marcos se levantó mareado producto de una borrachera dañina, y maldijo que tenía que ir a trabajar y ocuparse de cosas que no deseaba. Cuando salió de su casa, un transeúnte apurado casi lo derriba al pasar y se cruzaron insultos. Durante el día, su cara de evidente desagrado sólo le atrajo reacciones de hostilidad y conflictos con quienes lo rodearon. Al mediodía dedujo: “Hoy me levanté con el pie izquierdo”.
Sin saberlo, Marcos experimentó un lema básico de la Ley de la Atracción: “El día depende de tu primer pensamiento”.
Este principio tradicional en religión y teosofía, reactualizado por varias corrientes de la new age, se define como la ley “más poderosa del universo, que se basa en la intención y manifestación. Todo pensamiento vibra, irradia una señal que se corresponde con él. Este proceso se denomina Ley de Atracción, y es esencial para la comprensión de la condición humana. Afirma que somos fuentes de energía, un imán viviente, el hombre es lo que piensa y piensa lo que es, atrae a su vida lo que quiere atraer”.
Básicamente, la ley dice que lo similar atrae lo similar, y se aplica al estado mental del ser humano. Es decir que los pensamientos que una persona posee –conscientes o inconscientes–, las emociones, las creencias y las acciones atraen consecuencias que corresponden a experiencias positivas o negativas. La conclusión que se desprende es que los pensamientos determinan nuestra experiencia.
¿Tiene este principio una aplicación práctica?
En principio, se recomienda “prestar atención a todo pensamiento positivo, que emita una vibración alta. Las vibraciones que ofreces equivalen a lo que pides, lo cual equivale a tu punto de atracción. Donde enfocas tu atención allí estas tú y en ello te conviertes”.
También hay un cierto número de reglas y principios básicos que se pueden ensayar a diario para mejorar nuestra calidad de vida. Sus consejos se entrecruzan con conceptos básicos universalizados de la vida diaria –como “la mala onda”- y con principios religiosos milenarios –como “hay bien sin mirar a quién”-.
►Cuatro reglas básicas
- Regla de la Práctica. Establece que si repites constantemente un pensamiento o una acción, se convierte en nuevo hábito. Por lo tanto puedes desarrollar cualquier hábito que consideres deseable o necesario, dado que tu mundo exterior se corresponde a tu mundo interior. La Regla de la Práctica invita a transformarnos y superarnos en todo aquello que percibamos como dañino para nuestro desarrollo personal, mediante la simple repetición de pensamientos o hábitos positivos.
- Regla de la Concentración. Te guste o no, obtienes aquello en lo que piensas. Si prestas atención a lo que piensas y sientes, te será más fácil atraer tu objetivo. La forma más sencilla es imaginar ó visualizar que ya tienes lo que deseas, que ya forma parte de tu experiencia, hacer que tus pensamientos se deleiten con tu experiencia. A medida que practiques esos pensamientos, sistemáticamente emites vibraciones que facilitarán tu objetivo. Enfócate en todo aquello que quieras obtener, concéntrate y visualiza el deseo.
- Regla de la Sustitución. La mente consciente sólo puede procesar un pensamiento por vez. Este principio te permite reemplazar deliberadamente un pensamiento negativo por uno positivo. Si piensas en positivo atraes lo positivo, si piensas en negativo atraes lo negativo. La regla de la sustitución dice que no desgastemos energía en cosas innecesarias como la crítica, la expresión de resentimientos y rencores, etc., y en cambio sustituyamos esos sentimientos negativos por imágenes positivas de nuestra vida que nos permitan una armonía vibratoria con lo que deseamos.
- Regla de la Compensación y Reciprocidad. Cada pensamiento o cosa que hagas, será compensado con algo similar. Si das, recibirás. Si haces el bien, te harán el bien. Si hablas bien de los demás, los demás hablarán bien de ti. Y viceversa. Todo efecto tiene una causa específica, no existen hechos accidentales, vivimos en un universo ordenado, todo se manifiesta desde el interior hacía el exterior. La Regla de la Compensación y Reciprocidad nos viene a decir que tu mundo exterior es un reflejo de tu mundo interior, y nos invita a tratar al mundo como nos gustaría que el mundo nos trate a nosotros.
►Prácticas para la armonía
Sobre la base de estos principios, una organización holística peruana ofrece una serie de recomendaciones para quienes cultivan la Ley de la Atracción:
- Toma ocho vasos con agua al día (2 litros diarios). Esto no es opcional: es obligatorio, si queremos que nuestro cerebro funcione de una manera óptima. Ante el estrés, aumente a 16 vasos.
- Rodéate de plantas y de colores ¿Sabías que una sola planta puede remover partículas contaminantes del aire en un espacio de 9 metros cuadrados? Las plantas aumentan la ionización negativa del aire y lo cargan de oxígeno, aumentando nuestra productividad en un 10%.
- Consume alimentos para el cerebro: varias porciones de fruta y verduras al día.
- Oxigénate. Haz ejercicio, contáctate con la naturaleza, visita lugares donde sientas paz y armonía (mar, ríos, cascadas… camina descalzo por esos lugares).
- Vive el día de hoy como si fuera el último de tu vida, porque uno no sabe si despertara ó si llegará a la noche.
- No critiques, la crítica es el reflejo de uno mismo.
- Practica técnicas de visualización creativa para llegar a tus objetivos.
Y la recomendación final: “Seamos como la flor de loto, que nace en las profundidades de las aguas sucias y sale en busca de luz y hecha una hermosa flor. Busquemos la paz en nosotros mismos para luego ayudar a los demás. Nadie puede condicionar nuestra mente, solamente tú”.
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