Cuando hablamos de magnetismo lo primero que nos viene a la mente son dos imanes que se atraen o rechazan. Pero hay también otro tipo de magnetismo regido por las mismas leyes, que es el que generamos las personas con nuestros pensamientos. Dichos pensamientos emiten una energía vibratoria que funciona como si fuese una antena. Esta manda una frecuencia y atrae exactamente otra vibración de la misma frecuencia. El principio de la Ley de Atracción o Magnetismo, basado en la física cuántica, señala que una energía emitida atraerá únicamente otra energía melliza o igual.
Los pensamientos son disparadores de energía. Aunque no podamos ver esa corriente con nuestros sentidos, ella existe y atrae energía semejante todo el tiempo: el 100% de las veces sin fallar. Es Ley Universal. Un pensamiento negativo atraerá energía, circunstancias negativas y un pensamiento positivo atraerá energía, circunstancias positivas.
No hay forma de engañar o quebrantar la Ley de Atracción. Ella funciona en el Universo siempre de la misma forma: tanto en el caso de imanes, como de pensamientos. Sean nuestros pensamientos positivos o negativos, sea nuestra intención buena o mala: la Ley de Atracción continúa actuando y respondiendo.
No somos víctimas. Cada evento que nos va sucediendo cotidianamente forma parte del magnetismo que generamos con nuestros pensamientos ya que somos seres creadores y por ende concebimos la realidad que vivimos, lo cual nos hace 100% responsables de dónde nos encontramos hoy. Por supuesto que cuesta mucho entender que uno sea responsable de trabajar para el jefe incompetente que tenemos, o de vivir en un lugar que no nos gusta, o haber provocado la falta de esto o la necesidad de aquello. ¿Cómo es que si uno tiene el poder de crear lo que quiere, va a crear justamente lo que no le gusta? Démonos la oportunidad de continuar descubriendo y aprendiendo el uso práctico y esencial que la Ley de Atracción tiene en el ser humano. ¿Sabemos que tenemos el poder de crear nuestra realidad? ¿Nos hemos percatado que podemos hacerlo sin necesidad de depender de nada ni nadie? ¿Conocemos el poder de los pensamientos y la función que nuestras emociones tienen en el proceso de crear la vida que soñamos?
Si nos detenemos unos minutos a observar con honestidad el tipo de pensamientos que generamos y luego miramos nuestra vida es probable que encontremos coincidencias.
Por ejemplo, Juan piensa: “Es muy difícil ganar un buen sueldo. Las cosas en la vida cuestan mucho y sin sacrificio no se logra nada. Yo trabajo duro y no me quejo pero pienso que la vida es injusta y me debe el reconocimiento a mi esfuerzo.”
Juan seguramente estará generando una realidad donde no tiene un buen sueldo o si por el contrario gana bien, no lo valora o no lo reconoce ya que su pensamiento lo expresa muy claramente: “La vida es injusta y me debe…”
Juan ha creado: insatisfacción, sacrificio, dificultades reales o imaginarias.
Tal vez alguien desde afuera crea que Juan está equivocado y su percepción de las circunstancias le indique que en la vida de Juan no hay motivo para quejarse, pero eso es justamente una percepción y la percepción que sólo vale en la vida de Juan es la del mismo Juan, ya que él es el dueño, creador de sus pensamientos y por ende de su vida.
Todo el tiempo tenemos la posibilidad de elegir. Estamos siempre generando nuestra realidad. El cambio no sucede mágicamente o de casualidad sino que uno mismo lo crea, seamos conscientes de ello o no. Entender cómo funciona la Ley de Atracción es de gran ayuda ya que nos permite comprender los mecanismos que usamos para manifestar lo que estamos viviendo hoy. Si no nos gusta lo que vivimos podemos cambiarlo. La Ley de Atracción es simple y la podemos aplicar ya.
Pensar y sentir genuinamente que somos los diseñadores de nuestra realidad nos pone en una posición activa y de responsabilidad ante la vida que deseamos crear. Podemos cambiar lo que no nos gusta en forma consciente cuando cambiamos la forma de pensar y por consiguiente nuestro magnetismo. Ambos están íntimamente ligados. ¿Cómo se empieza a pensar diferente? A través de un proceso de creación consciente. El individuo debe preguntarse: ¿Qué quiero vivir?, ¿Qué deseo que me pase?, ¿Qué quiero experimentar? , ¿Qué tipo de trabajo ambiciono?, ¿Qué cosas me gustan?, ¿Qué tipo de pareja o de relaciones pretendo en mi vida? Y por sobre todo, la mayor pregunta es: ¿Por qué? ¿Por qué quiero lo que quiero? Detente un minuto y respóndete esa pregunta.
Hay que empezar a visualizar lo deseado. Cada vez que pensemos en ello estaremos mandando una señal, una vibración. Para muchas personas este paso es muy difícil de aplicar ya que se encuentran limitadas por el concepto de escasez u otros miedos. Lamentablemente a muchos de nosotros se nos ha educado con la idea de que vivimos en un mundo de escasez y que la abundancia y lo bueno sólo le suceden a los otros. Nuevamente seguimos atrayendo lo que pensamos: escasez o la percepción de que vivimos en escasez (no importa cuán buena sea nuestra situación económica). El Universo es infinitamente rico y hay abundancia para todos. El individuo es quien tiene mentalidad de escasez. Hay gente de dinero que vive miserablemente y gente modesta que celebra y comparte un pedazo de pan, agradeciendo y apreciando la abundancia en su vida. A la vez hay personas que viven felices y han podido crear un balance donde el amor y la abundancia fluyen en todas sus formas. El espectro es tan grande como habitantes en este planeta.
Está comprobado científicamente que vivimos más del 95% del día en forma inconsciente o automática. Esto se debe al poder que tienen los hábitos sobre nosotros, lo cual indica que la gran parte del día la vivimos de forma mecánica manejados por lo habitual, las costumbres, los hábitos. Un pequeño giro en la forma de pensar produce cambios. Es necesario enfocarnos en que queremos y por que lo queremos, lo cual evocará una emoción. Dicha emoción nos acercará o distanciará de lo que deseamos: me siento bien (en cualquiera de sus formas y grados) me acerco a lo que quiero manifestar; me siento mal (en cualquiera de sus formas y grados) me alejo de mi deseo. El “cómo” y “cuándo” se darán las cosas no nos corresponde a nosotros manejarlo ni decidirlo. El Universo, Dios, Ser Superior es quien sabe la mejor forma y el momento indicado para manifestar lo que deseamos. Estar atentos es nuestra función. Estemos atentos a las nuevas ideas que nos vienen a la cabeza o a las situaciones que se presentan. Por ejemplo: yendo al almacén me encuentro casualmente con la persona que trae una solución a mi problema o recibo el llamado que esperaba.
El “cuándo” y “cómo” manifestar lo que deseo me lleva a querer manejar las situaciones externas que están mas allá de mi control y eso va justamente en contra de la Ley de Atracción, la cual alienta el fluir con la vida, confiando que todo está bien y merezco lo que anhelo. “Cuando” y “como” se manifestará lo que pido está en manos del Universo. La función de uno es saber que es lo que queremos y por qué.
FUENTE:
http://www.creandotuvida.com (Reproducción parcial)