Es comprensible que en determinadas situaciones, que suelen coincidir con momentos de inestabilidad o de carencias emocionales, nos lamentemos por no haber adquirido habilidades concretas o por haber dejado escapar a aquella persona que tanto bien nos hacía --- especialmente, si fuera una novia o novio humilde y de integridad --- pero inadmisible --- en una sociedad prejuiciada al extremo.
Sentirlo con cierta añoranza no es negativo, siempre que aceptemos nuestro presente y lo vivamos con agrado, y no con resignación. Pero si no partimos de esa aceptación satisfactoria y andamos de continuo con la vista atrás pensando en lo que fue y en lo que pudo haber sido, tendremos que plantearnos si no estamos viviendo con asignaturas pendientes.
¿Cuáles pueden ser las materias pendientes?
Añorar con dolor y sentimiento de fracaso el no haber cursado determinados estudios.
No haber aclarado aquel malentendido por el que perdimos a una persona querida.
No habernos despedido o haber manifestado nuestro amor a esa persona que amábamos y se nos fue.
Pensar que no hicimos lo suficiente por alguien y sentir que, no sólo hemos decepcionado a esa persona, sino también a nosotros mismos.
Creer que, por nuestras acciones, hubiéramos podido evitar alguna desgracia que ocurrió en nuestro entorno.
Culpabilizarnos de la falta de decisión o bien de la decisión tomada sobre algún asunto importante, por las consecuencias que ha tenido en nuestra vida.
Haber herido o menospreciado a alguien quien nos demostrara amor sincero, por miedos a las repercusiones monetarias y sociales.
Haber decepcionado a quienes nos confiaran.
Haber mentido para, manipulando, sacar ventajas inmerecidas.
No haber cumplido con lo que de nosotros se esperaba en la situación que asumiéramos como deber.
Las citadas asignaturas pendientes corresponden a situaciones del pasado cuya influencia en nuestra realidad cotidiana tendemos a magnificar porque sentimos remordimientos.
Pero lo cierto es que no hay vuelta atrás y no sabemos, ni podremos saber, qué hubiera sido de nosotros y de nuestras vidas si nuestra materia pendiente no existiera.