VIVA Y DISFRUTE DEL PRESENTE
Uno de los grandes trucos o malas jugadas de la mente, es el juego que ella establece mediante la preocupación y la ansiedad por las cosas del pasado o por los posibles eventos del futuro. Experiencia que hace perder al individuo de su disfrute del tiempo presente (¡única posibilidad de trascenderse y salvar su existencia!). Priorizar sobre el pasado es anhelar el viento que ya pasó, el proceso vivido, culminado éxitosa o trágicamente; es anclarse en sentimientos de melancolía, nostalgia...cuando no de amargura, odio o desprecio. Vivir en el futuro significa tratar de coger el viento, que tan sólo sentimos, pero no lo podemos aprehender; es oscilar entre la duda, la incertidumbre y la ansiedad, es dibujar sin proporciones válidas. El pasado dice: ¡Soy mejor! ¡No he de perdonar! El futuro exclama: ¡Trata de saber cómo soy! ¡Qué tan seguro estás!
Como podemos apreciar, la vida se vive en el tiempo presente, donde usted puede decidir, cambiar, progresar, perdonar, crear, aprender...posibilidades para el HOY, oportunidades para el AHORA.
Su autoestima se fortalece de acuerdo a cómo usted vive el presente; qué hace para ser mejor persona; cómo saca provecho de todos los recursos que están a su alcance. Así mismo, el lugar y significado adecuado que usted da al pasado y al futuro. De otra parte, vivir una existencia presente llena de amargura, de frustración, de temor...también será indicativo de aspectos, precisamente con respecto al pasado o al futuro, que requieren ser sanados (inconformismo, hipersensibilidad emocional, intolerancia, crítica, desánimo, inconstancia...)
De modo que si desea una autoestima centrada en la realidad y llena de ánimo, concentre su vida en el presente, con responsabilidad por ser feliz y hacer felices a otros, en medio de un mundo bastante difícil.
Trace en un papel o en su agenda de notas tres (3) columnas, donde usted diferencie el pasado, el presente y el futuro; en la columna del pasado anote eventos que aún le molestan; en el futuro, anote posibles eventos que le causan preocupación e incertidumbre. Deje el presente para el final de la actividad, donde usted anote qué situaciones pueden hacer más provechosa su vida actual. Con respeto a las columnas presente y pasado, precise la imposibilidad de modificar lo ya vivido u ocurrido. Haga las paces al respecto. Con respeto al futuro, sea consciente de que está exclusivamente en las manos del Creador. Hay una diferencia abismal entre ser Dios y ser hombre terrenal. Concéntrese en el hoy.
USTED NO ES PERFECTO
Muchas personas padecen hoy día del síndrome de las tendencias perfeccionistas. Si bien las Sagradas Escrituras sugieren al hombre la perfección semejante a como Dios lo es, este rasgo es patológico, en el sentido de que quieren hacerlo todo a la perfección, tener todas las cosas bajo control, además de tratar de mostrarse como ejemplo perfecto de comportamiento y acción. Situación que pierde su fondo al ver el carácter imperfecto de toda persona, que día a día comete errores y equivocaciones.
Por lo común, la persona perfeccionista no se satisface con nada, pues las cosas y los demás, no cumplen los requisitos perfectos de su mentalidad; su manera de pensar y actuar, le hacen ser intolerante con los demás, puesto que se cree en un nivel superior de actuación. La culpa, la ira, la crítica, la frustración, el cansancio mental y físico, forman parte de la nada envidiable vida de estas personas, siempre en búsqueda del acto y obra perfectos.
De forma que, si usted desea una sana autoestima va a tener que flexibilizar su actitud, reconocer, interiorizar que vive en un mundo imperfecto, con personas y eventos imperfectos. La autoestima del perfeccionista se resiente precisamente porque se siente incompleto con lo que ocurre siempre en su entorno.
Por más que usted se esfuerce o sea habilidoso, tarde o temprano va a fallar (no lo deseo para usted ni para mí), pero nuestra imperfección nos hace actuar como imperfectos; padres, hijos, líderes, funcionarios...se equivocan. El crecimiento personal y espiritual apunta a que podamos tomar las mejores decisiones de vida, que no nos sean tan costosas en sus consecuencias, pero la escuela de la vida, es un aprendizaje constante, hasta la muerte.
Piense en las cosas, eventos, personas que le hacen perder a usted su paz interior, o que por otra parte, le hacen cambiar su actitud. Reflexione sobre cada una de ellas ¿Cómo podría usted no dejarse afectar por ellas o dejarlas pasar? ¿Qué tan necesario es que las cosas salgan a la perfección? ¿Sería más feliz? ¿Llegaría hasta allí todo acto, obra? ¿Qué cosas hace usted a la perfección? o ¡En realidad no hay ninguna!
Flexibilice su actitud mental ante la vida. La excelencia es un mejor camino hacia la perfección, si es una meta en su vida. La excelencia es dinámica. Es un proceso paulatino para mejorar. Tarda años el carácter en ser madurado...para que no nos equivoquemos tanto.
Autor: Alfonso Barreto