Los terapeutas han investigado acerca del lenguaje que usamos para referirnos a nuestras actuaciones, en el sentido de que este surge de las mismas convicciones personales que tenemos especialmente de nosotros mismos. Uno puede tratarse bien, darse ánimos cuando se requiere, estimularse a un mejor nivel de excelencia, pero también denigrar de sí mismo o sentenciar la propia suerte de forma negativa y trágica.
Algunas personas cuando cometen un error usan un lenguaje soez para interpretar su proceder, con el consiguiente contenido emocional que implica: sentirse bajo, inseguro, incapaz. También es interesante escuchar individuos que se dan voces de aliento, como si fuese una palmadita en el hombro para proseguir sus objetivos o mejorar cuanto hacen.
El Dr. Albert Ellis, nos habla al respecto del lenguaje en este aspecto, así: "Presuponiendo que el pensamiento, con frecuencia, si no siempre, va acompañado del sentimiento, y que la mayor parte de los pensamientos cotidianos tienen la forma de palabras, frases y oraciones (en vez de signos matemáticos, símbolos oníricos y otras formas de señales no verbales), podríamos decir que muchas de nuestras emociones toman la forma de auto conversación o frases interiorizadas. Si esto es así diremos que, a efectos prácticos, las oraciones y frases que seguimos diciéndonos, con frecuencia, son o se convierten en nuestros pensamientos y emociones."
No es difícil comprender, entonces, que nuestra estima propia sufre o disfruta con base a lo que nos decimos con honestidad; con base a los estímulos que usamos para conseguir nuestros objetivos en medio de las dificultades. El lenguaje interiorizado puede ser usado en nuestro favor o en nuestra contra, y es decisión personal referirnos con un equilibrio adecuado en lo que somos, lo que debemos mejorar, lo que hay que erradicar de nuestra personalidad como desagradable y obstaculizante para el crecimiento personal, integral.
Responda las siguientes preguntas con sinceridad:
- ¿Cómo se trata a sí mismo? ¿Positivamente? ¿Negativamente? Explique al respecto.
- ¿Qué tipo de oraciones, frases, adjetivos, palabras en general usa para referirse a sí mismo?
- ¿Qué emociones surgen cuando se trata duramente a sí mismo? ¿Qué otra forma pudiese emplear para manejar un autoconcepto adecuado de sí mismo mediante el lenguaje?
Recuerde que el lenguaje es un medio de comunicación y relación interpersonal, pero también un medio de dialogar consigo mismo, positiva o negativamente.
USTED NO ES EL ÚNICO QUE SUFRE
Cuando se atraviesa por periodos de sufrimiento, una persona puede llegar a considerar que ella es la única en el mundo que sufre o que pasa por adversidades que otros no han pasado. Ello pareciera ser cierto en determinados casos de enfermedad o situaciones muy críticas por la gravedad o complicación del caso. En general, toda persona por el hecho de vivir en el mundo se ve expuesta a superar dificultades, afrontar la enfermedad, vivir los distintos estados de ánimos, positivos y negativos, que surgen de interactuar en mundo cuya dinámica no es perfecta, especialmente de la imperfección que el hombre transmite desde sus propios valores, prejuicios y convicciones para con todo lo que le rodea.
El sufrimiento hace hundir (sentir) a la persona en la indefensión, la desesperanza, la incapacidad, la derrota frente a lo que padece (enfermedad, conflicto, decisión, relación interpersonal...). Así mismo la autoestima se ve minada por la desproporción de lo vivido, por el grado de dolor, incomodidad que el individuo enfrenta. Por ello es fundamental saber, interiorizar, que el vivir presupone sufrimiento, implica cambios vitales para bien o para mal, y que precisarán de fortaleza, poder espiritual y autoestima fuerte para superar las calamidades.
El aprecio propio hace surgir las fuerzas para no rendirse, para entender que la existencia del hombre es digna, y puede remontarse con la ayuda de Dios a cualquier fatalidad, por desagradable e injusta que sea. Recuerde que usted no es el único que sufre, en cada lugar del mundo el hombre lucha por resurgir de la crisis. La diferencia está en que algunos toman la decisión de vencer dicha existencia desagradable, y otros quedan a la deriva derribados por dichos problemas. Esto es cuestión de decisión personal.
Tómese unos minutos para usted mismo. Use un sillón, un sitio donde pueda estar a solas. Es una cita consigo mismo. Piense en un sufrimiento actual que padece, si lo hay; en caso contrario, recuerde varios eventos donde sufrió en años anteriores. Recuerde el grado de dolor e incomodidad vividos. Así mismo, extraiga experiencias valiosas de aprendizaje para su vida en el presente, viendo cómo se resolvieron las cosas...o como podrían arreglarse en el presente. ¿Adquiere la vida esencia, sentido al pensar que esto también pasará? ¿Cómo se percibe habiendo superado sus dificultades? ¿Qué le enseña a su vida? Papel y lápiz pueden ayudarle en el proceso. Recuerde que ningún ser humano supera a Cristo en cuanto a sufrimiento, pero usted cuenta con la posibilidad de superarlos con su ayuda.
Autor: Alfonso Barreto