"Lo que hace a una persona exitosa es su capacidad de darse una orden a sí misma y después cumplirla pase lo que pase."
Si deseas manifestar tus deseos aquí tienes unas sugerencias que te ayudarán a lograrlo ya que te sentirás un ser digno de todo lo bueno del universo:
- Cada día busca hacer cosas que te agraden y busca formas de hacer que te gusten tus tareas cotidianas. Si vas a hacer algo, concédete
el beneficio de no quejarte y, en lugar de eso, muestra cariño por esa actividad.
Tu lema aquí ha de ser: «Me gusta lo que hago, y hago lo que me gusta».
Eso te sitúa «en el espíritu» y te proporciona literalmente el entusiasmo para ser un receptor digno de la gracia de Dios. La palabra entusiasmo procede de la raíz griega entheos, que significa, literalmente, «estar lleno de Dios».
- Erradica de tu vocabulario y de tu diálogo interior los hábitos internos de pesimismo, negatividad, juicio, quejas, murmuraciones, cinismo, resentimiento y crítica destructiva. Debes reemplazarlos con optimismo, amor, aceptación, amabilidad y paz como forma de interpretar tu mundo y a las personas que habitan en él.
- Cuando sientas la tentación de retroceder hacia hábitos cínicos o críticos, recuerda que esa es la energía que estás enviando al mundo, y que con ellos transmites un mensaje que bloquea la manifesación de lo que deas en tu vida. Si te llenas de negatividad, tu ser se encuentra desequilibrado y tus resentimientos indican que no te sientes digno o preparado para aceptar la energía amorosa que deseas.
- Diariamente tómate unos minutos para liberarte de los sentimientos de indignidad. Ese tiempo de oración o meditación, o de experimentar simplemente el silencio, alimentará tu alma y eliminará finalmente todas las dudas que puedas abrigar acerca de no merecer el ser beneficiario de la abundancia del universo.
- Lee literatura espiritual y poesía como El profeta, de Jalil Gibran, y escucha música clásica suave siempre que te sea posible.
Lee las grandes enseñanzas de los maestros es como realizar una tarea espiritual en casa. Entre ellas se incluyen el Nuevo Testamento, Curso de milagros, la Torah, el Corán y el Bhagavad Gita. Estas grandes obras son una forma de estar en el espíritu (inspirado) y de disolver las dudas sobre si mereces o no materializar en tu vida aquello que deseas.
- Procura rodearte en la medida de lo posible de cosas bellas, aprende a descubrir la belleza que te rodea, en una puesta de sol, un paisaje, una flor, un animal, un niño, etc. Jamás podría sentirme desmerecedora de la gracia y la magnificencia divina cuando me hallo disfrutando de la belleza. Es fácil aceptar la abundancia de universo y eliminar las dudas acerca de la propia divinidad y de la conexión con la verdad última que hay en todo y en todos.
- Practica la amabilidad para contigo mismo y para con los demás, con toda la frecuencia que te sea posible. Renuncia a tu necesidad de tener razón y de ganar; en vez de eso, sé amable, y pronto conocerás la bendición de la paz interior y tu yo superior sólo desea paz. Al estar en paz contigo mismo y con tu mundo, sabes que eres un digno receptor de todo lo que se cruza en tu camino. Empiezas a confiar entonces en la energía que aporta la realización de tus deseos. Si te preocupa ganar o perder, tu ego te está dominando, y hará que te cuestiones a ti mismo y tu valía en comparación con otros. Y eso trae consigo la duda acerca de si eres o no digno de recibir y manifestar.
-Ponte la meta de ser cada día amable con los demás, al menos una vez, y extiende ese mismo privilegio hacia ti mismo, tanto como te sea posible. Siempre tienes una alternativa acerca de cómo va a reaccionar tu espíritu. La culpabilidad, la preocupación, el temor o el juicio no es más que un pensamiento que se transfiere a tu fisiología. Cuando tu yo físico se ve desequilibrado por estas emociones, te sientes demasiado enfermo e infeliz como para pensar siquiera en participar en el acto de la cocreación de una vida bienaventurada. Te autosaboteas, inconscientente por la falta de
voluntad para ser amable contigo mismo y con los demás.
- Deja de considerar la vida dura y difícil y comienza a ver el mundo como un lugar amistoso.Contempla tus experiencias pasadas con
todos sus fracasos y logros como lecciones para ser mejor. No dejes que te afecten esas heridas y ni que sigan condicionando tu presente. Con cada pensamiento y creencia que mantengas ahora estarás creando tu futuro.
Desecha la creencia de que este mundo es maligno, está lleno de
gente malvada, y empieza, hoy mismo, a buscar el bien en la gente con la que te encuentres. Recuerda que, por cada acto de maldad,
hay millones de actos de amabilidad así que no te dejes afectar por las noticias catastróficas, la humanidad ha evolucionado gracias al bien y seguimos nuestro avance. Este universo funciona con la energía de la armonía y el equilibrio. Inspira para absorber esa energía y elimina de tu mente y tu corazón la idea de que eres una víctima. Toda vinculación con tus traumas crea una toxicidad celular en tu cuerpo y un envenenamiento espiritual de tu alma.
- Repítelo una y otra vez, hasta que quede bien grabado:
«Soy lo que soy, y soy digno de la abundancia que hay en el universo, y detodo lo que hay en él, incluido yo mismo».
Te encuentras ahora en el camino de saber que eres merecedor deatraer y manifestar tus deseos en tu mundo. Eres consciente de tu yo superior. Confías en ti mismo y en la sabiduría divina que te ha creado. Sabes que no estás separado de tu entorno, y que dentro de ti existe el poder para atraer todo lo bueno que desees.
Tu destino depende sólo de ti.