El Arcángel Jofiel dice que si quieres ser el dueño de tu vida, tienes que entrar en la mente Crística. Y para 1ograrlo, tienes que caminar por el sendero de la imitación de Cristo. Cuando te escuches decir cosas que sabes que Jesús no diría, comprende que te has alejado mucho de tu Santo Yo Crístico y de Jesucristo.
La Presencia Crística se separa de la discordia humana, se eleva a las octavas celestiales de armonía espiritual.
Cuando Pedro no estuvo en la vibración correcta, Jesús le reprendió diciendo: « ¡Quítate de mi vista! Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». Con esto le estaba diciendo a Pedro: «Estás lejos de mí en vibración. Por lo tanto, apártate de mi vista hasta que corrijas tu vibración».
Por medio de un corazón puro y penitente, por medio de la oración y los decretos a la llama violeta, puedes restablecer tu armonía con la llama del perdón y la bondad, que compartes con todos.
Cuando haces esto, la Presencia Crística se vuelve a acercar a ti. N o te condenes por cometer un error o por enojarte. Un estado de condenación tampoco es una buena vibración.
Cuando te condenas, también alejas a la Presencia Crística; la condenación no es nada productiva. Así que levántate, reconoce que hiciste algo equivocado, haz algo a continuación para corregirlo y sigue con tu vida.
Son los ángeles caídos quienes nos atormentan con la auto condenación, a veces todos los días de nuestra vida. Pero es totalmente innecesario. Algunas veces hemos sido educados por padres autoritarios que nos han criado con una baja auto estima y por eso nos condenamos. Tenemos que dejar de hacerlo y dedicamos a vivir porque sabemos que Dios es real dentro de nosotros.
Ésta es la ley de las octavas: así como el agua busca el nivel más bajo, los ángeles y los maestros gravitan hacia los reinos superiores. Si deseas estar con ellos, tienes que acelerar tu conciencia hasta su nivel por medio de la oración y la meditación.
Ésta es la clave para entrar en contacto con tu Yo Superior. Los ángeles te ayudan a lograrlo. El amor es la clave, la armonía es la clave, la paz es la clave, y también lo es el entendimiento.
Por la misma regla de tres, puedes atraer a tu Yo Superior, a los ángeles y a los maestros ascendidos a tu nivel cuando consagras por medio de devociones tu corazón, tu alma y tu aura.
Día lunes Arcángel Jofiel vela amarilla.
Amado Arcángel Jofiel cúbrenos con tu luz divina, bríndanos la iluminación, el discernimiento y la sabiduría divina para mi y todos los seres humanos. Gracias Padre porque ya lo estas realizando.
Arcángel Jofiel, invoco tu protección divina para que descubras ante mis oíoslos secretos que pueden perjudicarme y develes las incógnitas que no me permiten ver la luz.
Establece dentro de mí todo lo necesario para mi salvación y la de mis seres queridos. Color: amarillo.
Ilumina mi entendimiento, ayúdame a conocerme a mí mismo, ayúdame a tener ideas propias, a pensar alto, a mirar profundamente, observar siempre y aprender de todos.
Alegoría del Arcángel Jofiel
“Te doy la misión de mostrar mi creación al mundo con todo su esplendor.
Eres el Ángel de la inspiración y la Sabiduría Divina, para tener una visión clara de la vida humana y su misión ante Dios.
Mi idea es que analices todo aquello que ha hecho el ser humano con mi Creación. Examines con agudeza sus caminos y lo ayudes a reconocer sus aciertos y sus errores.
Para que mi Creación pueda perfeccionarse a través de ti. Para cumplir tu misión te concedo el don de la sabiduría y la iluminación”
Jofiel cantó alabanzas al Creador y se alejo a cumplir su misión.
ORACION
¡OH! Sabio, radiante, esplendente Amado Arcángel Jofiel, nuestras mentes Y corazones están ávidos de penetrar en Los laberintos insondables, misteriosos de La sublime ciencia del conocimiento de la Divinidad, de la potestad, del espíritu del Señor Dios que nos creó, que nos guía Y nos ama desde la cuna al ataúd. Tú, amadísimo Arcángel Jofiel, ilumina Nuestra senda con la luz de la eterna Sabiduría, líbranos de la amenaza de la duda y la incomprensión, nutre nuestro espíritu con la cuota indispensable de sabiduría que nos Conduzca seguros al edén prometido a los justos. Amen.