"Si aún uno no confía en uno mismo ¿qué confianza puedes tener en los demás?"
Es cierto que de alguna manera asusta lo incierto, lo desconocido y lo que excede nuestro control. Sí. Es cierto. Abrirse al instante en que estás sin ideas pre-concebidas es vertiginoso y quizá, hasta ahora, lo hemos estado evitando para probar nuestra propia capacidad íntegra e ir adquiriendo suficiente confianza en uno mismo hasta estar seguro que pase lo que pase sabremos, con precisión, qué hacer y que saldremos sin herirnos. Y hasta que eso suceda, quizá, seguimos repitiendo los mismos hechos para sentir una especie de seguridad en la repetición del resultado. Ahora, en este momento, podemos tener una idea –idea mental- de qué sucederá en el tiempo siguiente y también podemos descansar entregándonos a la bondad de la existencia y estar muy presentes para responder con integridad a lo que nos toque vivir. Sentir el entusiasmo casi infantil por lo que la existencia nos regalará como experiencia de vida.
“Uno, ¿qué aprende dando respuestas?”
Uno busca el mismo resultado porque ya obró de una manera ante esa materialización consecuente y consecutiva de un hecho-origen y supone saber qué hacer, por eso muchas veces ante algo diferente quedamos paralizados. El hecho de salir de este círculo implica dejar de controlar los sucesos. Esa falta de “control” muchas veces asusta y en contraste se prefiere proyectar al futuro el pasado para mayor tranquilidad, y así también se deja de sentir. Sucede que ahora, en este momento, como en cada momento, se abre una puerta a vivir y con tu vivenciar siempre nuevo el adquirir mayor confianza en ti, no por las respuestas que ya sabes sino porque cada vez re-conoces tu capacidad para responder con la totalidad del ser.
Si todas tus opciones hasta este momento elegidas te dieron algo diferente a sentir gratitud por cada instante de cada día de vida Hoy puede ser tu momento para comenzar a sentirla. Depende de cada uno.
“Cambia la palabra solución por respuesta correcta”