Saber responder a estas tres preguntas es fundamental. Tenemos que aprender a estar en contacto con nuestros verdaderos sentimientos, reconocerlos, aceptarlos y trabajar con ellos en caso necesario. Eso supone analizarnos a nosotros mismos, pensar e interpretar nuestro comportamiento.
1. ¿Qué hago?
Obsérvate, advierte tu comportamiento, tu forma de reaccionar ante los demás y ante las distintas situaciones de tu vida. Observa también las reacciones de los demás ante tu conducta. No vayas siempre por la vida olvidando continuamente tu pasado.
2. ¿Qué pienso?
Observa lo qué pasa por tu mente en cada situación, lo que te dices a ti mismo. Trata de saber por qué piensas lo que piensas y no algo diferente, por qué adquieres ese punto de vista y no otro de los muchos posibles. Esto te dará una información valiosa acerca de quién tú eres.
3. ¿Qué siento?
Analiza tus sentimientos cuando surjan. ¿Se trata realmente de rabia o hay algún miedo asomando detrás? ¿Qué es esa tristeza, de dónde viene, qué marcha mal en tu vida para que te sientas así? A veces sencillamente no sabemos lo que estamos sintiendo. Averígualo y ponle nombre. No tengas miedo de reconocerlo. Admite que son celos, envidia, resentimiento, miedo. Sólo admitiéndolos ante ti mismo podrás manejarlos de forma adecuada.
4. Tu reflejo en los demás
Busca lo que más detestas o admiras en los demás, pueden darte una pista sobre tus virtudes y tus defectos. Si una persona te resulta odiosa es posible que estés viendo en ella una parte de ti mismo que te desagrada. Por el contrario, si te sientes atraído, por ejemplo, por los artistas, es posible que lleves un artista dentro que quiere salir al exterior.
5. Tus deseos
¿Qué es lo que quieres? ¿Qué necesitas? ¿Están satisfechos esas necesidades y esos deseos? ¿Te estás dejando llevar por los deseos de los demás, por lo que deberías querer en vez de lanzarte en busca de lo que deseas de verdad? Hazte estas preguntas y respóndelas con sinceridad. Te ayudarán a vislumbrar cuál es tu verdadero camino.