Para ser claros, regresar a nuestro estado original es un proceso natural, que puede ser fácil o difícil de acuerdo a nuestros patrones de creencias.
Sin embargo, involucrarnos simplemente con las relaciones técnicas del Mer-Ka-Ba, tales como corregir nuestros patrones de respiración, o darnos cuenta mentalmente de las conexiones infinitas con todos los patrones de la vida, por ejemplo, no es suficiente.
Cuando menos un factor más es incluso más importante que el mismo Mer-Ka-Ba, el amor divino: este es la comprensión, la realización y la vivencia del amor divino. Ya que el amor divino, algunas veces referido como amor incondicional, es el factor principal que permite que el Mer-Ka-Ba se convierta en un campo viviente de luz.
Sin amor divino, el Mer-Ka-Ba es solo una máquina y esta máquina tendrá las limitaciones, que nunca le permitirán al espíritu que la creó, regresar a casa y alcanzar los niveles de conciencia más altos el lugar en donde no hay niveles.
Debemos estar experimentando y expresando amor incondicional, con el fin de movernos más allá de cierta dimensión y el mundo se está dirigiendo rápido hacia ese lugar superior.
Nos estamos alejando del lugar del separatismo, en donde nos vemos a nosotros mismos dentro de un cuerpo que mira hacia fuera.
Esa visión se irá pronto, para ser reemplazada por una visión diferente de la realidad, en donde tendremos la sensación y el conocimiento de la unidad absoluta con toda la vida; y esa sensación crecerá más y más, conforme continuemos subiendo a través de cada nivel en nuestro viaje a casa.
Drunvalo enseña un tipo de meditación destinada a devolvernos la forma en que se respiraba antes del último cambio de polos.
Se trata de tomar el prana a través de la parte superior de la cabeza, y también desde abajo, desde el perineo, a fin de que la energía penetre en nuestro cuerpo por arriba y por abajo. Entonces el prana conecta con la red cristalina que rodea nuestro cuerpo (la estrella tetraédrica inscrita en la esfera) y se reúne en uno de los chakras.