El secreto está en saber reírse en el momento justo, pero no de algo en particular, sino de reírse de uno mismo.
Posiblemente el hecho de reírse de uno mismo lleve a pensar quizás en una teoría egocentrista que intento expresarles, pero les aseguro que es justamente lo contrario.
La posibilidad de reirnos de nosotros mismos, aceptando que no somos más que un motivo de risa permanente, es la clave de mi curso de armonización, pero les advierto que si bien es una clave facil de retener, llevarla a cabo nos puede llevar a muchos muchísimo tiempo, y quizás a otros, toda una vida; o peor, que nuestras vidas transcurran en el silencio permanente de la monotonía, del absurdo, de la carencia de fe, de la carencia de risa.
La carencia de risa... ¿Por qué esperar a tener un estímulo tal y tal para reírnos, para contraer los músculos faciales y esbozar eso que es tan recurrente en los payasos?. Por qué no entender que la risa es un portal, y que si nos olvidamos de lo que somos, aún perdiendo todo nuestro mundo de seguridad material, tan lleno de adornos y estímulos visuales, podemos siempre refugiarnos en la risa de nosotros mismos?.
No quiero marearlos, es facil decir algo, podemos frasear e inventar teorías maravillosas, pero tarde o temprano la realidad, o lo que concebimos como tal, nos golpea en la nuca, para que despertemos de nuestro letargo y nos pongamos en acción.
Por eso mi curso, además de tener muchas palabras, tendrá mucho de ejercicios también.
Para ir entrando en clima, les propongo lo siguiente:
a)Enumerar un listado de actitudes en las que nos sentimos ridículos ante alguna situación.
b) Enumerar en otro listado, las actitudes en las que nos sentimos inservibles ante alguna situación.
c) Por último, escribir los motivos por los cuales nos reímos la última vez que nos reímos.
Les aconsejo, además de realizar los pasos anteriores, practicar, aunque sea 2 veces en el día, el siguiente método de respiración:
- Tomar el aire en una inspiración de 5 segundos, retenerlo otros cinco segundos, y expulsarlo lo más lentamente posible, mínimo en 8 segundos. Al principio nos puede costar un poco, ya que nuestro sistema respiratorio está acostumbrado a un ritmo vertiginoso, en el cual no tenemos tiempo ni para respirar.
- Importante: siempre se debe tomar y expulsar el aire por la nariz, manteniendo la boca lo más sellada posible. Conviene que esta respiración se haga en un tiempo mínimo de 10 minutos, sin un tope máximo, eso queda a criterio personal.
- En lo posible, hacerlo con los ojos entrecerrados, sin ruido de fondo, pensando solo en cosas que nos gusten.
Precaución:
Al intentar pensar en esas cosas que nos gusten, se nos aparecerán como flashes, otras imágenes. Conviene no reprimirlas, no deshecharlas, recordándolas y luego anotando lo que se ve en un papel. Aunque suene extraño, por lo general esos flashes corresponden a las situaciones que podemos enumerar en los listados anteriores, si es que hicimos los listados antes de empezar a utilizar este tipo de respiración.
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