Lo más importante es que tú sepas el porqué de tus diferentes estados, y para ello, hay que dedicarse tiempo, ser paciente con uno mismo, tolerante, respetar los propios tiempos de aprendizaje, comprenderse -sin justificarse-, perdonarse y amarse.
Así como a los pasos que damos hacia la derecha les es consecuente que nos dirijamos hacia la derecha, a cada acto le corresponde un sentir que le es propio y único.
Considerar la consecuencia material, sentimental y espiritual de cada acto como el origen de ellas, requiere una atención importante a nosotros mismos. Solo tú puedes saber cuál es el móvil que impulsa tus palabras, tus hechos, tus pensares, tu sentir, (y sabemos que es imposible engañarse a uno mismo). Prestar atención a todo el proceso que desarrollas en tu interior ante cada circunstancia de la vida cotidiana, a la cadena de pensares que utilizas como estructuras que conducen a su propio destino, a los valores que te definen y utilizas para obrar, que determinan tu dirección, y que, en su conjunto son la vida que construyes, requiere de una firme voluntad nacida desde lo más profundo de tu ser para dirigirte hacia un objetivo: Sentirse bien.
Tan simple como suena y se escribe, y sin embargo aún no hemos com-prendido el "cómo".
Este trabajo es tuyo, por ti, y para ti, en beneficio de todos, y el mayor esfuerzo es tuyo.
Te invito a revisar el sistema de creencias que te acompaña y te expongas con claridad suficiente para verte: ¿Qué "crees", (hasta ahora), que te hace sentir bien?