Érase una vez un caracol que decidió subir a lo alto de un cerezo para darse un banquete de tan maravillosa fruta.
El caracol empezó su ascensión y cuando estaba a cincuenta centímetros del suelo, unos gorriones burlones comenzaron a reírse de él desde un árbol cercano.
- Oye, tú, estúpido, no te das cuenta de que estamos en enero y en enero no hay cerezas en el árbol.
El caracol se quedó pensativo y contestó sin detenerse:
- No importa que no haya cerezas ahora, ya las habrá cuando llegue arriba.
Anonimo.
Una lección sobre como el caracol va lento, pero seguro y se esfuerza por lograr su cometido, ademas de la fe que tiene en que al llegar al final lo que desea estara ahí esperandolo