Pensamientos que curan

Todos tenemos el poder de plasmar las posibilidades de nuestras mentes en la realidad de nuestro mundo. No obstante, despertar plenamente dicho poder requiere un cambio sutil en lo que pensamos sobre nosotros mismos. Éste es el punto de partida de «La curación espontánea de las creencias» (Ed. Sirio), libro en el que el científico y autor estadounidense Gregg Braden nos advierte que sólo estamos a una creencia de distancia de nuestra más profunda curación y de los mayores milagros. A continuación, les ofrecemos un breve extracto del mismo.

A comienzos del siglo XX, Albert Einstein hizo referencia a la misteriosa fuerza que existe en el espacio que llena lo que vemos, el universo que nos rodea. «La naturaleza sólo nos enseña la cola del león», dijo, sugiriendo que hay algo más que lo que consideramos la realidad, aunque no podamos vislumbrarlo desde nuestro particular punto de vista cósmico. Con la elocuencia típica de su visión del universo, Einstein elaboró la siguiente analogía del cosmos: «No me cabe duda de que la cola es de un león, aunque éste no pueda revelarse de una vez debido a su enorme tamaño».

Los nuevos descubrimientos muestran que el león de Einstein es la fuerza que Max Planck describió como la matriz que llena el espacio vacío y conecta todo con todo lo demás. Esta matriz es el medio que une nuestras creencias internas con el mundo que nos rodea. Actualmente, la ciencia moderna ha refinado nuestra comprensión de la matriz de Planck, y la describe como una forma de energía omnipresente en todo momento que ha existido desde los comienzos del tiempo en el Big Bang.

La existencia de este campo implica dos cosas directamente relacionadas con el poder de las creencias en nuestras vidas. El primer principio sugiere que como todo existe dentro de la Matriz Divina, todo está conectado. Si las cosas están conectadas, lo que hagamos en un lugar influirá en lo que ocurra en otros lugares. El segundo principio sugiere que la Matriz Divina es holográfica, lo que significa que cualquier porción del campo contiene la totalidad de éste. Esto quiere decir que cuando nos sentamos en nuestro salón y creemos que ya se ha producido la curación de un ser querido situado en la otra punta del mundo, la esencia de nuestra creencia ya ha llegado a su destino.

Está claro que la ciencia no tiene todas las respuestas con respecto a cómo las creencias afectan a la realidad. No obstante, la ciencia nos dice con seguridad que nuestros corazones están literalmente en el núcleo de los campos eléctricos y magnéticos que comunican con nuestros órganos internos. Algunos estudios han mostrado que el campo formado por nuestro corazón no se limita al interior de nuestro organismo. De hecho, las mediciones confirman que pueden extenderse unos dos metros y medio más allá del cuerpo… (Continúa en AÑO/CERO 251).

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