Las condiciones ideales que estás buscando no existen. Jamás se podrá eliminar un cierto número de defectos. El truco consiste en saber que, a pesar de todos esos defectos, eres una persona extraordinaria.
Tú te conoces muy bien, pero intenta ir más allá de los límites a los cuales estás habituado. Intenta ser – durante diez minutos- aquella persona que siempre deseaste ser. Si el problema es la inhibición, fuerza una conversación. Si el problema es la culpa, siéntete aprobado. Si la dificultad es sentirte rechazado por el mundo, procura conscientemente atraer todas las miradas. Pasarás por una que otra situación difícil, pero valdrá la pena.
Quien consigue ser lo que soñó, durante diez minutos por día, ya está haciendo un progreso grande."Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad. Que nunca te abandonen el amor y la
verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre al gente. Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y hunde del mal. Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser. Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo. Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido. Dichoso el que halla sabiduría,
el que adquiere inteligencia. Porque ella es de más provecho que la plata y rinde más ganancias que el oro" Proverbios 3:1-14.