Es frecuente considerar la palabra "docil" como sinónimo de manejable o sumiso, lo cual implica tener una actitud pasiva.
Sin embargo, docil es aquel que recibe fácilmente la enseñanza. Aquí tenemos una disposición receptiva pero no pasiva.
¿Ser docil, es decir, recibir fácilmente la enseñanza, podría ser entonces la condición esencial para crecer y evolucionar? Quizás.
En la vida, todos hacemos docencia. Seamos o no concientes de ello, es una actividad incesante del género humano.
Hacemos docencia por acción y por omisión. Pero algunos reciben las enseñanzas con mayor facilidad que otros. Son los dóciles.
Ahora que le hemos dado a la palabra DOCIL un sentido evolutivo, podemos deducir que nada tiene que ver con ser manejable, sino todo lo contrario. Hace falta cierta dosis de rebeldía y una enérgica voluntad para encarnar la esencia de la docilidad, así considerada.
Si nos abrimos a recibir fácilmente la enseñanza, seremos capaces de modelar nuevas circunstancias en las cuales desplegarnos con mayor libertad.
Esa libertad que surge únicamente cuando logramos ser cada vez más reales.