La imaginación es la visión del espíritu, los ojos del corazón. Con ella construimos nuestro porvenir y en ella sembramos la semilla de nuestra esperanza, la semilla de nuestros logros futuros.
Esta semilla germinará si es cuidada debidamente, en su momento dará un abundante fruto.
Cultivar la imaginación es dedicar tiempo y cuidados a desarrollarla para que pueda ser utilizada de un modo práctico en la vida. Las alas de la imaginación nacen de la tierra, pero se extienden hasta el cielo y más allá del cielo.
Todo cuanto imaginemos y visualicemos ya existe en otro plano, pues el pensamiento imaginativo es una potente fuerza creadora de la naturaleza. Dios imaginó el mundo y el mundo fue. Así, vivimos en una imagen de la mente divina.
También lo imaginado y visualizado por nosotros se convertirá en realidad en este plano, si recibe las energías necesarias para ello. Y aquí es donde los ángeles pueden intervenir de una manera decisiva. Pídeles que rieguen esta semilla, que le aporten toda la energía necesaria para hacerla ir tomando cuerpo, para hacer que descienda de esfera en esfera hasta llegar al mundo físico, que es donde ahora la necesitas.
Tal vez esta facultad la tengamos adormecida por el poco uso que hacemos de ella. Es muy necesario cultivar e ir desarrollando la imaginación, pues es como una escalera cuyos peldaños inferiores están apoyados aquí en la tierra pero los de arriba descansan en el cielo.
Una vez iniciado el proceso deberemos mantener nuestra energía suficientemente alta, de modo que las preocupaciones y las dudas queden bloqueadas y los canales de la visualización permanezcan abiertos y limpios. Debemos saber que el proceso ya está en marcha y que en su momento, se materializará. Confiemos en la Naturaleza, en la ayuda de los ángeles, en Dios.
La imaginación es el arte y la práctica de crear ideas, de formar imágenes mentales claras. Nuestra imaginación es nuestro futuro. Cuando queramos algo, debemos ser capaces de visualizarlo y de generar en nuestra mente una imagen clara y perfectamente definida de tal cosa. Si usamos nuestra imaginación con fe, obtendremos todo cuanto deseemos, pues de hecho ya lo poseemos en nuestra mente. La imaginación nos conecta directamente con los ángeles. Ellos pueden proveer a esa imagen nuestra con gran parte de la energía que necesita para densificarse hasta llegar a este plano de la realidad.
Con la fe, la imaginación, los ángeles y Dios, podemos lograr cualquier cosa. Si tienes dificultades para experimentar a los ángeles, imagina todo lo que seas capaz sobre ellos, utiliza lo que ya sabes y lo que deseas saber. Imagina que te encuentras con uno, imagina su aspecto y la impresión que te causa, imagínate flotando con él sobre las nubes, sobre los continentes y sobre los mundos. Escribe en tu diario las sensaciones que experimentes.
Desarrolla tu propio sistema para conocer a los ángeles. No tienes que convencerte de nada, ni que esforzarte en absoluto, simplemente relájate y permanece atento.
Para atraer a los ángeles a tu vida y hacer que jueguen contigo y para ti, es imprescindible que cultives la imaginación, que pienses positivamente y que veas el lado positivo de las cosas. Si siembras la semilla de la esperanza los ángeles la regarán con su poderosa energía. Así podrás crear tu futuro, tienes lo necesario. Sólo necesitas decidirte.