AÑOS FLACOS O CUANDO SATURNO PIERDE SUS ANILLOS
Saturno, el que conserva y garantiza nuestra existencia, pasa por notables variaciones de su propia luminosidad, cosa que sucede siempre cuando - atraviesa el signo de Piscis y sucesivamente el de Virgo. Las viejas generaciones de astrólogos, si procedemos hacia atrás en el tiempo hasta la antigüedad, hablaban de “siete años gordos y siete años flacos” y en la tradición popular muchísimas leyendas acompañaban a este fenómeno.
La expresión “flaco” pone en evidencia que estos siete años pueden ser entendidos como años de vida pobre, por lo tanto con cosechas escasas, negocios escasos y posibles situaciones de emergencia. Aunque hoy en día vivamos en un mundo de prosperidad, respecto a los siglos pasados, es posible notar también hoy los síntomas psicológicos de miedo de masa respecto a los años flacos, debido a que en tales períodos la mayoría de las personas teme por su propia existencia, independientemente de la presencia o no de motivaciones racionales para temores de este tipo. Como consecuencia de ello se piensa pues de tener que ahorrar sobre cosas inútiles, dirigiendo el propio dinero hacia valores reales.
Pero detrás de estos síntomas se esconde también una efectiva regularidad astronómica. Los siete años gordos se identifican con los siete años aproximados de fuerte luminosidad de Saturno, a los que siguen siempre siete años de luminosidad reducida (años flacos); ¿cómo se explica pero que Saturno, al que atribuimos persistencia y constancia, presente tales variaciones “lunáticas”?. Fue el famoso astrónomo y constructor de telescopios, el holandés Huygens que en 1655 descubrió el misterio. El fenómeno de la luminosidad variable tiene que ver con los anillos de Saturno, cuya existencia no se conocía antes de Huygens. El descubrió que Saturno, según sus mismas palabras “ Annulo congitur tenui, planum, nusquam cohaerente, ad eclipticam inclinato ” que traducido quiere decir “rodeado por un anillo que, plano y no sujeto, se inclina hacia la eclíptica”.
Hoy en día todos conocemos las bellas fotografías que las sondas espaciales nos han enviado desde Saturno: una esfera rodeada por un anillo plano. La mayoría de estas fotos siempre nos presenta a Saturno según el mismo ángulo, es decir “desde lo alto e inclinado”. Pero tal postura, no siempre, nos es ofrecida a los terrestres porque durante su revolución alrededor del Sol, que tarda casi treinta años, Saturno nos presenta todos sus lados (1 año de Saturno = 29,457 años solares). El eje alrededor del cual Saturno gira en 10 horas y 14 minutos está inclinado -como el eje terrestre- hacia la eclíptica (órbita solar), cosa que allí también conlleva acentuaciones de las estaciones. Y no sólo esto: sus anillos forman un ángulo recto con el eje de Saturno y por lo tanto también forman un ángulo respecto a la eclíptica, es decir se encuentran dirigidos hacia arriba en nuestro campo visual, tal y como expresan las palabras de Huygens.
Consideraciones
Durante su órbita alrededor del Sol, el eje de Saturno queda siempre rígidamente orientado hacia los signos de Géminis y Sagitario. Los puntos (cardinales) equinocciales y solsticiales no se encuentran por lo tanto, al contrario de lo que pasa para la Tierra, sobre la Cruz Cardinal sino sobre la Cruz Mutable.
Cuando, durante su recorrido, llega al signo de Sagitario, podemos entrever desde lo alto sus anillos en su mayor inclinación, mientras cuando, cerca de 15 años después, llega al signo de Géminis, vemos estos anillos de manera óptima desde abajo. Esto hace que la esfera planetaria junto con los anillos refleje la luz solar que representa la luz “llena” de Saturno. Cuando en cambio se encuentra a mitad de camino entre estos dos signos, por lo tanto en el signo de Virgo o de Piscis, entrevemos los anillos por sus bordes que en la Tierra son visibles sólo como líneas muy finas, visibles a través de potentes telescopios pero no a simple vista. Los anillos, desde nuestra perspectiva, no reflejan la luz solar, sólo lo hace el cuerpo del planeta; esto significa que para nosotros Saturno ha perdido, por un determinado período de tiempo, sus anillos, lo cual implica una luz mucho más “flaca”. Actualmente se le puede notar en el cielo sólo en la segunda parte de la noche; pero es indispensable saber, entre las estrellas fijas perceptibles, cual sea Saturno porque no resulta particularmente notable entre las estrellas fijas que le rodean. Durante los períodos más “gordos” en cambio consigue oscurecer, con su luminosidad, hasta las estrellas más luminosas. Esto ha pasado hace 7 años (más o menos en 1988) en Sagitario, y se repetirá dentro de 7 años cuando cruce el signo de Géminis.
Da la casualidad que las zonas que Saturno cruza durante los períodos de luz más intensa sean también las zonas con una mayor concentración de estrellas y por éstas más iluminadas de todo el cielo de las estrellas fijas (la zona en que la Vía Láctea cruza la eclíptica en las constelaciones Tauro/Géminis y Escorpio/Sagitario).
En los años “flacos” en cambio Saturno pasa por zonas del Zodíaco con pocas estrellas y de luminosidad limitada, al menos a simple vista, (los signos de Virgo/Libra Acuario/Piscis).