Tú no eres una creación del entorno o de las circunstancias, sino que eres el dueño de tu propio destino. Eres el arquitecto de tu propia fortuna. Eres responsable de tu sufrimiento presente. Eres responsable de tu estado actual. Si eres infeliz, es por tu propia culpa. Si eres miserable, es también por culpa tuya. Toda acción produce su futuro, tarde o temprano. Una acción virtuosa produce placer. Una acción negativa causa dolor.
Tu caridad en vidas pasadas te ha proporcionado riquezas en tu vida presente. Tu servicio a la humanidad en vidas pasadas te convierte en un líder famoso en la presente. Los pensamientos poderosos de tus vidas pasadas se convierten en tus capacidades en tu vida actual. Los actos virtuosos de tus vidas pasadas te proporcionan un buen entorno en tu vida actual. Tus experiencias en vidas pasadas forman la conciencia de esta vida. Las acciones desinteresadas de tus vidas pasadas te proporcionan discriminación, desapasionamiento y aspiración en esta vida presente por medio de la gracia del Señor.
Si oprimes a una persona, sufrirás opresión en otra vida y cosecharás el fruto de la semilla que sembraste en esta vida. Si hieres el ojo de un hombre, te herirán el tuyo en otra vida. Si rompes la pierna de un hombre, romperán tu pierna en otra vida. Si alimentas al pobre, tendrás abundancia de alimentos en otra vida. Si construyes asilos, poseerás muchas cosas en otra vida. La acción y la reacción son iguales pero opuestas. No existe poder en este mundo que pueda impedir que las acciones den su fruto. Tal es la Ley del Karma. Tal es la ley del nacimiento y la muerte. Tal es el círculo que has de atravesar en tu camino.
Tres tipos de acción
Las acciones son de tres tipos: buenas, malas y mixtas. Los Karmas buenos te convierten, en el cielo, en un dios o un ángel. Los Karmas malos te conducen a nacimientos inferiores. Las acciones mixtas te proporcionan un nuevo nacimiento humano. Si robas a un hombre para alimentar al pobre, ésa es una acción mixta. Si ganas dinero por medios ilegales y construyes un templo o un hospital, ésa es una acción mixta. Si obtienes dinero engañando a una persona y construyes un Ashram, o monasterio, para los sanniasins, también eso es una acción mixta.
Toda acción es una mezcla del bien y el mal. No puede existir en el mundo ni la acción absolutamente buena, ni la acción absolutamente mala. Este universo físico es un plano relativo. Si realizas una acción, producirá algún bien en un sentido y algún mal en el otro. Debes tratar pues de realizar aquellas acciones que puedan producir un máximo de bien y un mínimo de mal.
Veracidad de la Ley del Karma
La doctrina del Karma forma una parte integral de la filosofía Vedanta. La ley del Karma es una de las doctrinas fundamentales, no sólo del hinduismo, sino del budismo y jainismo.
Lo que un hombre siembra, eso habrá de cosechar. Esta es la ley del Karma. Resuelve el rompecabezas de la vida y del universo. Produce solaz, satisfacción y consuelo a todo el mundo. Es una verdad evidente por si misma. Afortunadamente, también los occidentales han empezado a reconocer ahora su importancia ahora y veracidad. Muchos americanos creen plenamente hoy en día en esta doctrina. Todo hombre sensible tiene que aceptarla.
Un estudio profundo de esta ley proporciona coraje al desesperanzado, al afligido y al desesperado. E destino lo crean los pensamientos, los hábitos y el carácter del hombre. La posibilidad de corregirlo y mejorarlo, reside en cambiar sus pensamientos y hábitos. El truhán puede convertirse en santo. La prostituta puede convertirse en una mujer casta. El pordiosero puede convertirse en rey. Esta poderosa ley da lugar a todo ello.
Sólo la doctrina del Karma puede explicar el misterioso problema del bien y del mal en este mundo. Sólo la doctrina del karma puede proporcionar solaz, alegría, paz y fortaleza al afligido y al desesperado. Resuelve las dificultades y problemas de nuestra vida, proporciona coraje al desesperanzado y al desamparado. Incita al hombre a cultivar el pensamiento, la palabra y la acción rectas. Proporciona un futuro brillante a quien vive de acuerdo a esta ley universal. Si todo el mundo comprendiese esta ley correctamente y cumpliese con sus deberes diarios cuidadosamente, la humanidad se elevaría hasta alturas sublimes en la escala de la espiritualidad. Sería moral y virtuosa y tendría una vida feliz, pacífica y contenta. Podría soportar el peso del Samsara con paciencia y fortaleza. No habría lugar a protestas al ver las desigualdades dé nacimiento, fortuna, inteligencia y capacidades, etc. Los hombres vivirían el cielo en la tierra. Todo el mundo estaría alegre incluso en el sufrimiento. La avaricia, los celos, el odio, la ira y la pasión se desvanecerían. La virtud reinaría en todas partes. Tendríamos una gloriosa Satya Yuga, o Edad de Oro, ahora mismo, con paz y abundancia en todas partes. ¡Bendito es el hombre que entiende y vive la Ley, pues alcanzará pronto la conciencia de Dios y se convertirá en el mismo Legislador ! La Ley dejará entonces de actuar sobre él