GANARSE EL CIELO

conseguirlo no lo resulta tanto. Prescindiendo de la literalidad religiosa que a algunos puede resultar molesta, en perspectiva astrológica tiene también su sentido, y ésa nos sirve a todos. Cada uno de nosotros tiene una tarea mediante la que "ganarse el cielo", "su" cielo. La carta natal la señala mediante las posiciones planetarias o de signo que ocupen lo más alto del diagrama del horóscopo: ese es el indicador silencioso que nos dice cómo "ganarnos el cielo", viviendo a la altura de lo que el Medio Cielo de cada cual nos dice. "Ganarse el cielo", pues, es conseguir mediante la voluntad y el empeño personal -consciente y maduro- compensar nuestras compulsiones y condicionamientos para alcanzar el tipo de experiencias y las actitudes por las que nuestra integridad personal se desarrolla, desafiando la inercia de lo ya conocido: conquistando el territorio personal que nos completa, y al que si sólo miramos abajo podemos permanecer ciegos. Así, siendo plenamente lo que somos, es cómo -astrológicamente- ganamos nuestro cielo: obedeciendo al signo o los planetas que se encontraban en el cénit del cielo de nuestro nacimiento.



Decirlo así, en abstracto, puede resultar confuso, pero cada uno al conocer su carta natal encuentra el mensaje directo de aquello que íntimamente sabe que le hace ir a más y a ser mejor, que le ofrece la oportunidad de crecer como persona y de ser verdaderamente un poco más de lo que ha sido. Por ejemplo, Cáncer en el Medio Cielo nos pide ablandar el corazón, conseguir tocar el mundo a través del sentimiento, encontrar la calidez del amor en nuestros vínculos y abrirse en plenitud a vernos como hermanos unos de otros. Quien lo tenga en esa posición muy probablemente reconocerá hasta qué punto es algo que debe conquistar para ser.


Y por seguir con el complementario, para quienes tengan a Capricornio en el Medio Cielo, conseguirán ganárselo apostando por objetivar tareas y metas, por concebir el mundo como un destino que hay que construir con esfuerzo, tesón y perseverancia, marcando rumbos, desafiando empeños, armando una biografía de propósitos y trabajo sostenido.


Para "ganarse el cielo", para salvar nuestro destino en esta vida, hay que ser capaz de responder a la llamada de lo que el cénit de nuestro cielo natal nos indica. Desde ahí, la transformación personal avanza en la dirección de un propósito con el que quizá no nos hemos identificado nunca conscientemente y quizá espontáneamente esquivamos, pero con el que al confrontarnos se revela como la prueba más alta que nos toca emprender en nuestra vida. Enfrentar honestamente el sentido astrológico del Medio Cielo natal es una experiencia transformadora. Cada uno tiene que vivir la suya, distintas y diversas, tantas como lo son las configuraciones astrológicas posibles por planeta o signo, pero siempre indicadoras del camino que nos lleva al cielo -del camino que nos lleva a ser más plenamente lo que somos, lo que podemos ser, lo que el cielo quiere que seamos. El punto más alto de nuestra carta natal es la señal que lo muestra: siguiéndola, ganamos el cielo. Es decir, crecemos como personas en el mundo.