Cuando el ser humano dirige su vista hacia el sol no solo ve un cuerpo estelar repleto de hidrógeno, explosiones nucleares y calor abrasador, sino que está observando su sol interno. Lo mismo sucede si lo hacemos con Marte, en ese caso vemos nuestro lado más activo. Viendo a Júpiter estamos enfrentándonos a nuestra cruz interior. Si contemplamos las estrellas miramos lo más brillante dentro de nuestro cielo interno.
Entonces, ¿por qué razón al elaborar una carta astral tomamos como referencia el cielo real físico, mientras nuestro modo de actuar responde a lo escrito en el cielo? Son muchos los que consideran la astrología como una pseudociencia, y eso se debe a que no pueden entender el estrecho vínculo entre los seres humanos y los astros.
Nosotros y los astros somos la misma cosa. El secreto de la astrología radica en el vínculo existente entre nosotros y el exterior, este va desde dentro hacia fuera, y no en sentido contrario. Algunos animales tienen unos sorprendentes mecanismos desde que nacen que establecen su vínculo con el entorno. Por ejemplo vemos algunas aves que con su brújula biológica interna son capaces de realizar viajes de muchísimos kilómetros perfectamente orientadas.
Y ¿cuál entonces sería nuestra propia brújula o reloj biológico?
La influencia de los astros en nosotros resulta evidente. En el caso de la Luna y el Sol son irrebatibles. Por ejemplo, las personas con sensibilidad hacia la Luna tienen su fuerza interior en este astro. Lo mismo sucede con otros planetas y cuerpos celestes
Todo en nuestro sistema solar está en perenne movimiento alrededor del Sol. Este hace que estos cuerpos se muevan en torno a él. Mirar al Sol es mirar a lo más profundo de nuestro interior y solo de esa forma podrás percibir el resto de los planetas y penetrar en otro mundo.
Mientras más escéptica son las personas sobre estos temas, más desconectada se encuentra de su interior y por eso son incapaces de verlo, de sentir su propio Sol. Se diría que hablaran en una lengua desconocida y esta propia situación engendra un temor que hace que intenten explicarlo todo desde un punto de vista puramente científico
Nuestro vínculo con el cosmos se está desarrollando dentro se nuestro ser desde tiempos remotos. Esta relación debemos interpretarla mirando hacia dentro de nosotros para poder seguir y descifrar los sucesos del exterior. Interiormente llevamos una proyección del ritmo de lo que acontece en el plano físico.
Al nacer recibes las vibraciones del entorno y pasan a ser tuyas. Años mas tarde te das cuenta que tus verdaderas vibraciones son las que había en los cielos en esos momentos y te adueñas de ellas para toda la vida. Ese será el sello que marque tu forma de actuar para siempre, lo que te hace diferente del resto de las vibraciones u otros comportamientos. Debes aprender que para conocer el mundo debes empezar por conocerte e interpretarte a ti mismo