No me pidas hablar, pídeme callar,
pues mi secreto me es deber.
Quisiera mostrarte todo mi interior,
mas el destino no lo quiere.
En el momento justo el curso del sol ahuyentará
la oscura noche, y ella deberá iluminarse.
La dura roca abrirá su pecho,
no niega a la tierra las fuentes ocultas en lo profundo.
Cada uno busca paz en el brazo del amigo.
Allí el pecho puede disolverse en lamentos.
Pero un juramento me sella los labios
y sólo un dios puede abrirlos.