El aspecto central a destacar y mantener presente en la mente es que el plenilunio representa una definida oportunidad de colaborar con la afluencia de energías espirituales al planeta y por ello mismo de colaborar con el aspecto del Plan que kármicamente nos corresponda.
así como la humanidad crea en los planos inferiores recibe su inspiración y guía desde los planos superiores, y en la tensión creada entre ambos acelera su propia evolución espiritual.
Esa evolución se rige por ciclos, por procesos de invocación y evocación que en su sucesión y bajo la Ley de Economía evitan un sobreestímulo de energía tanto a la materia como al espíritu.
En ese marco un plenilunio es el punto máximo en lo que hace a la afluencia de energías espirituales. Astrológicamente se lo representa como la oposición entre la Luna y el Sol, dos polos de la conciencia, y esa oposición ilustra el punto de máxima tensión experimentado por la forma y la conciencia bajo la influencia de un signo determinado.
Dado que la tensión implica oportunidad, se hace claro que el punto más propicio para realizar un esfuerzo en pos de la evolución es durante el período del plenilunio, que según el Tibetano constaría de dos días de preparación, uno de contacto y dos de recepción.
Pasemos ahora a lo individual: ese período de tensión es precisamente eso, una vivencia de esfuerzo y desafío, sobre todo en la relación alma-personalidad (cuerpos mental, astral y físico). Y suele ocurrir que el progreso razonable experimentado durante el mes se vea jaqueado por el sobreestímulo, y entonces se llegue al plenilunio con una postura “light”, desentendida de la necesidad y la oportunidad de mantenerse firme en la luz.
Tengamos en cuenta que se trata de un ciclo de mayor conciencia, y que eso pondrá de manifiesto los problemas de la personalidad así como acrecentará tal vez la conciencia de la actividad de los señores lunares, es decir los vehículos inferiores. Se trata en sí de una afluencia de luz, pero de no ser capaces de permanecer espiritualmente alineados nuestro servicio a la humanidad a prestarse en ese plenilunio se verá frustrado, e individualmente se cerrará otra puerta para nuestra evolución espiritual.
En conclusión, cada plenilunio es para un discípulo con formación esotérica como una prueba de su compromiso con el Plan y con la vida superior que se ha comprometido a vivir; es importante orientarse correctamente y realizar un esfuerzo para elevar la vibración durante aquellos días. En el momento actual cada esfuerzo es necesario a fin de edificar un nuevo orden mundial cada vez más armónico con la visión obtenida a partir de la posguerra.