Pasarán los años y nunca dejaremos de sorprendernos con cada uno de los descubrimientos que se sigan haciendo en Egipto, y es que todos ellos encierran, de alguna manera, un momento mágico en la historia de la humanidad y la incógnita de un pasado que aún no terminamos de entender.
Se sabe del enorme conocimiento científico que tenían los egipcios y ello ha quedado demostrado en cada una de las maravillas con las que han sorprendido al mundo antiguo y al moderno, además del profundo sentir espiritual hacia lo místico y lo esotérico, que muchas veces algunos han pensado que podrían estar de alguna manera relacionados con su gran sapiencia
Siempre estuvieron muy expectantes con el tema de las otras dimensiones y con el “más allá”, lugares a los que solamente podrían viajar los personajes de gran abolengo en su sociedad, tales como faraones, visires, sacerdotes, entre otros. Es por ello, que en las tumbas de estos se colocaban accesos que estaban destinados a ser los portales que los trasladarían a estos destinos de divinidades.
Hace poco se halló una puerta que tenía una antigüedad de unos 3.500 años y que al parecer perteneció al ministro principal de la Reina Hatshepsut, en el siglo XV antes de Cristo.
La tumba se halla cerca al Templo de Karnak, en Luxor, por lo que se estima que el personaje revestía gran importancia para la sociedad de entonces, lo que lo favorece con este tipo de atribuciones.
Esta puerta, de 1.75 metros de alto, está construida en granito rosado y está enmarcada con símbolos religiosos, y se sabe que había sido colocada en el lugar para que pudieran acceder a estas dimensiones reservadas para ellos, por las que podían entrar y regresar por ellas, lo cual nos lleva al tema de la reencarnación o de la existencia de otras formas de vida que aún no conocemos.
Esta misteriosa piedra que sirvió como puerta había sido removida anteriormente para ser colocada en una pared durante la época de los romanos, pero rescatada ahora para el estudio y análisis de la ciencia moderna