La magia esconde muchos misterios y tradiciones. Y dependiendo de la intención con que se practique puede ocasionar la mayor de las dichas o la peor de las desgracias. Muestra de ello es el Vudú, del cual proceden otras prácticas como la Santería y el Candomblé.
Para que los pedidos -sean malos o buenos- tengan efecto, hay que convocar a los dioses de las religiones tribales africanas, llamados loas, que según la tradición africana se agrupan en un panteón -el Panteón de los Loas- a recibir las ofrendas de quienes recurren a ellos.
De acuerdo al tipo de pedido mágico, hay que recurrir a un tipo especial de loa. Los principales son:
Legba: Divinidad que abre y cierra los rituales, pues representa la conexión entre la esfera de los mortales y el universo de los loas. También se utiliza en la magia negra para causar abatimiento físico y mental en el afectado.
Damballah: Máximo loa del que se dice creó el mundo adoptando la forma de una serpiente. Los bendecidos por este dios incrementan su inteligencia y sentido de reflexión, pudiendo desarrollar conocimientos mágicos. Así mismo, es protector contra cualquier maleficio realizado en contra nuestra.
Erzulie: Diosa de doble dimensión. Por un lado, representa la belleza y maternidad -por lo que es la más indicada para los pedidos de fertilidad-. Y por otro, se le personifica como una mujer celosa, en cuyo caso es invocada para castigar infidelidades.
Ghede: Representado como un hombre bajo y de piel oscura, es el loa de la muerte. Los poseídos por él se vuelven mejores negociantes y más resistentes al dolor. Pero si se le invoca para hacer el mal, puede ocasionar el fallecimiento de la víctima del ritual.