Sabemos el gran poder de nuestras mentes cuando se trata de encausar toda la energía favorable para llevar a cabo nuestras metas en la vida, pero así como encontramos un impulso importante en ello, también tenemos en la luna nueva una fuente muy grande de energías que nos pueden llevar a tener una vida cargada de mejores acontecimientos
Pero para que esto sea posible, es necesario que recurramos a un tipo de meditación especial que nos permita recoger esta energía del astro regente de las noches, para que con ella nos carguemos totalmente en cada una de las actividades que desarrollemos durante el mes.
Las indicaciones son muy sencillas pero deben seguirse al pie de la letra para conseguir nuestro propósito.
Se empieza por cerrar los ojos, alejándonos de ruidos que nos distraigan y ubicándonos en un espacio tranquilo y agradable, para luego, poco a poco, ir soltando y aflojando las tensiones del cuerpo y llevando nuestras sensaciones hasta lo más profundo de nuestro ser.
Relajamos todos los músculos y entramos en un estado de abstracción total que nos permita sentirnos libres como seres universales, es decir, que no solamente pertenecemos a este mundo, sino que además somos parte de un todo cósmico.
Acto seguido intentaremos captar la mayor cantidad de energía del cosmos imaginando que el cielo tiene un color blanco muy brillante y que parte de él desciende hasta nosotros envolviéndonos en ese halo de brillantez, desde la punta de los cabellos hasta las plantas de los pies.
Sintamos el ingreso de esa energía dentro de nuestras propias células, las mismas que se irán calentando poco a poco, hasta darnos una sensación de calor muy fuerte, pero que resistiremos finalmente.
Con esta carga en nuestro interior, almacenemos toda la energía en cada rincón de nuestro cuerpo y luego, tras un conteo regresivo desde cinco hasta uno, retornemos a la vida normal.
Esta gran energía obtenida del gran poder de la luna es la que debemos considerar como aquella que nos va a servir para nuestra vida diaria, la misma que deberemos dosificar durante los 28 días siguientes que nos debe durar, tal como ocurre con la luna nueva.