Las danzas nacen de la necesidad de querer expresar algo, y al principio eran destinadas a rendir homenaje a las divinidades a través de manifestaciones en las que se coordinaba el sentir del espíritu con movimientos coordinados.
Lo cierto también es que la danza siempre ha estado ligada completamente a la música, ya que ella le brinda el escenario y los recursos para lucirse debidamente.
Al referirnos a las danzas rituales, estamos expresando aspectos del hombre: enfermedades, vejez, muerte, infertilidades…
Justamente, una de las danzas rituales más destacadas es aquella dedicada expresamente a la fertilidad, en donde, por lo general, hombres y mujeres danzan conjuntamente para solicitar a las divinidades o seres superiores que permitan la vida a partir de ellos
Igualmente, estas danzas rituales también eran destinadas a rendir homenaje a las deidades encargadas de traer el agua y las condiciones más apropiadas para los cultivos y cosechas.
Durante las “iniciaciones” en las distintas culturas, las danzas eran una forma de realizar requerimientos a los dioses para que orienten bien a los noveles, para que asimilaran las enseñanzas propias de la nueva doctrina o simplemente como un cierre especial en donde festejaban el final de la ceremonia.
A través de la historia y de los antiguos textos, podemos encontrar miles de relatos en donde las danzas rituales eran tomadas con mucha emoción y relevancia en el contexto de sus narraciones, lo que nos demuestra lo esencialmente importante que eran estas manifestaciones artísticas para todos.
Se sabe de muchas danzas rituales que se practican en la actualidad, pero no solamente en regiones tribales o fuera de nuestra sociedad contemporánea, sino que también en nuestro mundo actual y moderno, como danzas en un matrimonio, en un quinceañero, en un aniversario, en una festividad y en varias actividades muy propias de estos tiempos.
En la magia, las danzas rituales cobran vital importancia para conectar los mundos de lo normal con el de los dioses y divinidades, para brindarles nuestro homenaje, agradecerles por el favor concedido o para congraciarnos con ellos en virtud a alguna solicitud que estamos por hacer