Cruz bendita te adoro, estandarte venturoso donde murió el rey glorioso.
Vencedor del enemigo maldito; por ti santísima cruzada, merced le pido al señor, me libre de ser vencido en una hora mala y fatal. Por ti, cruzada, pido que si en este día o en esta hora, se creara alguna mala influencia contra mí, mis enemigos procurarán La Virgen Santísima y el Espíritu Santo, y me liberarán y defenderán con el Poder de Dios, y por el Santísimo Sacramento sea visitada y alumbrada mi casa.
Te ruego, Virgen y madre de Dios, que con el velo negro con que fuiste cubierta sea yo tapado, con la leche de tus virginales pechos sea yo bañado, con el santo sepulcro sepultado y con las armas de mi señor Jesucristo sea yo armado, para que mis enemigos y contrarios se retiren mil pasos atrás; que al decir yo: “en nombre de La Santísima Cruzada”, hombres, animales feroces y enemigos se rindan a mí, como se rindió el dominio al Santo Ángel San Miguel, como se rindieron los judíos al Hijo de Dios; en fin, ríndanse como se rindió el hijo de dios a la santísima cruzada y permita la virgen santísima y madre del amor hermoso, que en un aviso que dé yo en nombre de la santísima cruzada, mis enemigos y contrarios invisibles, de mi lado se ausenten y sus malas intenciones no lleguen a mí. Amén.
He aquí la santísima cruzada del señor, de todo mal nos defiendan, de tempestades, de maldades y de malicias de mis enemigos y me conduce por el camino glorioso por donde caminan las nobles almas guiadas por este valle de lágrimas por el Divino Jesús, Divino Maestro, Salvador de las almas buenas.
Me arrodillo ante la imagen sacratísima del Altísimo en esta hora de contrición y retiro, mi alma puesta en la mansión del Salvador para ser redimida de todos los pecados y todas sus pasiones. Amén con un Padre Nuestro y un Ave María.
Se dirán estas palabras en nombre de la santísima cruzada: Cristo vence. Cristo impera. Cristo de todo mal nos defienda. Amén. Jesús.