se debe decir:
Aquí vengo con la fe de un alma cristiana, a buscar tu misericordia en situación tan angustiosa para mí. No me desampares y la puerta que quiera abrirse en mi camino, sea tú mano poderosa la que me la cierre para no entrar en ella si no me conviene, o me la dejes abierta, si ha de volver mi tranquilidad tanto tiempo deseada. A tus pies dejo esta súplica, que te hace un alma obligada por el destino a grandes sufrimientos, que ya no puede combatir si tu mano poderosa no detiene la ley de la razón.
Dios mío, perdona los desaciertos que yo he cometido durante esta existencia, la cual llevo de frente, dame fuerzas para soportar las amarguras de esta vida.
Hágase un Padre Nuestro.
Esta oración se reza quince dias. A los ocho dias después de hecha esta oración, se alcanza lo que se pide por difícil que sea.