Hay multitud de oraciones diferentes con las que poder pedir e invocar a nuestro Ángel. A continuación veamos un ejemplo, pero lo importante es, sin lugar a dudas, hacer la petición creyendo firmemente en que nos está escuchando y con el convencimiento de que vamos a ser ayudados. No hay que olvidar nunca que los Ángeles se dejan sentir, aunque no les podamos ver..y nos iluminarán con su haz de luz cuando sea el momento y quieran hacernos sentir su presencia
” Ángel de Dios ( su nombre ), bajo cuya custodia me puso el Señor
con infinita y amorosa piedad. A mí, que soy tu encomendado,
alúmbrame o mi Ángel esta noche, guárdame, defiéndeme y gobiérname.
Alumbra cada uno de mis actos y no dejes que la tentación pueda
llegar a cegarme. Amen, Amen, Amen.”
Conviene siempre, antes de comenzar la invocación, estar totalmente relajados y solos. Es conveniente la más profunda concentración y dirigirnos a él con firmeza y bondad, cerrando los ojos y abriendo nuestro corazón para que nos pueda hacer sentir su presencia.