No te inquietes. Hoy, por disposición divina, llego iluminado en oro con resplandores, fulgores y música angelical, para hacerte una entrega celestial. Ven… ven a mis brazos. Pon tu cabeza en mi pecho.
Cierra los ojos y aspira profundamente… lentamente… y recibe esta canasta de amor. Contiene el Maná Celestial que te envía Dios y el alimento para calmar tus angustias y fortalecer tu fe. Cada mañana deberás comer una porción. Sentirás una profunda transformación que te llenará de luz y de paz.
Entonces tendrás la certeza de que Dios siempre proveerá. Vive tranquilo, nunca desfallezcas, permanece cerca del mundo espiritual, porque quien tiene vida interna, tiene todo lo que debe tener para recibir lo demás. Toma mi mano y vamos a dar gracias al Padre por la bondad que manifiesta en ti… y espera. Recibe un beso angelical en tu frente, un aliento en tu alma y una dulce caricia en tu corazón. Estos son encargos del mundo celestial.
Hay otros regalos, algunos de los que recibirás en este día. Ahora ven… ascendamos, quiero enseñarte dónde vivimos los seres de luz. Observa… observa cómo suspiran los ángeles suspiran por tu amor… y por tu atención.