Constituyen la etnia feérica más variada de todas las Islas Británicas, especialmente en Inglaterra y Gales, a tal punto que muchos de los recopiladores e investigadores entre los siglos XVII y XVIII utilizaron el término hobgoblin como sinónimo de fairy, que en inglés involucra a todas las razas de "gente pequeña".
Incluso durante el apogeo del puritanismo inglés (siglos XV a XVII y más), las palabras hob, hobthrusty hobgoblin se utilizaron corrientemente para identificar a los espíritus malignos asociados con el demonio, y al mismo Satanás. Sin embargo, la teoría más difundida en la actualidad es que hob es el nombre genérico de un clan de espíritus bondadosos, aunque eventualmente traviesos y caprichosos. Según el clan y la región que habitan, su descripción varía, pero en general miden entre 30 y 50 cm de estatura, son de piel oscura y van desnudos o vestidos con ropas pardas muy ajadas; son muy fornidos, lo que los hace peligrosos si se logra enfurecerlos. Si su enojo no es tan grande, suelen esconder cosas necesarias como llaves, enseres de cocina o ropas; en estos casos, es preciso dejar en el estante de la chimenea, lugar preferido del hobgoblin cuando reside en una casa, un trozo de pastel recién preparado y un bol de leche o crema. La señal de que se le ha pasado el enfado es que arroje lo robado al suelo, junto a los pies del ama de casa.
Una tradición de los condados del norte de Gran Bretaña menciona a un hob que habitaba en una cueva en los cercanías de Tindom Grange, al noreste de Inglaterra. Su especialidad era curar la tos convulsa, para lo cual los podres llevaban a sus niños hasta la puerta de la gruta y, una vez comprobada la cura, dejaban junto a la entrada un pan recién horneado untado con mid, un bol con crema o alguna otra exquisitez culinaria, porque el hob se ofendía terriblemente si le ofrecían otro cosa, y podía hacer que el chico recayera y tal vez muriera.
Los hobthrust, en cambio, son menos amistosos y más vengativos. Al sur del Lake distric (Distrito de los Lagos), en el oeste de Gran Bretaña, circula aún una leyenda sobre un duende llamado "Hobthrust el sin-cabeza" que, según el relato popular:
…merodeaba por los alrededores de High Nibthwaite cometiendo toda clase de fechorías, entre las que se le imputan incluso ciertas muertes humanas, aunque eso aún no ha sido comprobado, y quizás jamás lo seo; afortunadamente, su territorio se encontraba bastante acotado, ya que no podía cruzar las aguas de los lagos Windermere y Tower, que rodean la región. Finalmente, fue exorcizado por un clérigo, quien lo condenó a permanecer bajo un gran dolmen durante cien años y un día. De esa forma no podía hacer maldad alguna pero, aun así, si alguien, por inconsciencia o por descuido, llegaba a sentarse en esa piedra, ya no podría apartarse de ella jamás.
Sin embargo, según comentan los memoriosos, el período de exorcismo está a punto de finalizar, por lo que convendría estar atento a lo que pasa en la región en los próximos tiempos.
Una de las demostraciones de la intolerancia humana es la leyenda de lo sucedido con Blue Burches (Calzones Azules), un hobgoblin inofensivo que había recibido su nombre a causa de los raidos pantalones azules que usaba, y que traveseaba en la casa de un zapatero de la parroquia de Elworthy, en el condado de Somerset.
El duende era muy querido por todos los habitantes de la casa, y sus travesuras nunca pasaron de corretear por la cocina en forma de un cerdito negro, iluminar alguna habitación de la casa para simular que se había incendiado, o robarse alguna gallina de tanto en tanto.
Sin embargo, el anciano zapatero contó lo historia de Blue Burches a quien no correspondía: el capellán de la parroquia, quien interpretó que el duende era el mismo demonio, y avisó al párrroco para que fuera exorcizado.
Cuando la comitiva eclesiástica llegó al taller del remendón, encontró a Blue Burches dedicado a uno de sus juegos favoritos: pasear a los hijos de su amo en la forma de un viejo pony blanco, junto al estanque de los gansos.
-¿Quién es éste? -preguntó el párroco a los niños, en tono autoritario.
-Es el viejo Blue Burches, señor -respondió el mayor, ansioso de demostrar lo amistoso que era el hobgoblin con los que llegaban a la casa.
-¿Puedes apearte un momento para que yo lo monte? -ordenó, más que preguntó, el cura.
Así lo hizo el muchacho, y entonces el párroco y los dos curas que lo secundaban extrajeron sendas cruces de hierro de sus vestiduras y gritaron al unísono:
—¡En el nombre de Dios, aléjate de esta casa para siempre, demonio malvado!
De inmediato, de entre los belfos del viejo pony surgió la voz del duende, diciendo:
-¡Me voy, sí, pero no porque tema a sus artilugios estúpidos, ni a sus huecas invocaciones, sino porque no son ustedes dignos de que siga en esta comarca! -y diciendo esto se lanzó al estanque de los gansos y nunca más volvió a aparecer por la región.
Lo que la leyenda en sí no aclara es la razón por la que, pocos días más tarde, el cura párroco de Ellworthy fue reemplazado, junto con toda su comitiva, y tampoco fue vuelto a ver por la comarca