Haz de mí, Señor, un instrumento de tu paz. Que donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa perdón; donde haya discordia, ponga unión; donde haya error, ponga verdad; donde haya duda, ponga confianza; donde haya desesperación, ponga esperanza; donde haya tinieblas, ponga luz. y donde haya tristeza, ponga yo alegría. Haz, en fin, Señor, que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar; en ser comprendido, como en comprender; en ser amado, como en amar. Porque dando es como se recibe, olvidando es como se encuentra, perdonando se es perdonado y muriendo se resucita a la vida que no conoce fin
esto es una buena firma, jaja