Como confiar en uno mismo y en la sabiduria que lo creo.
• Empieza por admitir tu confusión o tus fracasos. Al hacerlo así, evitarás el error de dejarte guiar por una falsa seguridad en ti mismo. Recuerda que la verdadera confianza supone desprenderse de todo condicionamiento que enseñe que la confianza en uno mismo se basa en ser especial o diferente.
Al ser honesto contigo mismo en todo aspecto de tu vida, dejas de identificarte con lo separado. Estás preparado entonces para comprender que la confianza en ti mismo y la confianza en la verdad última son una sola y misma cosa. Procura recordar que eres hijo de Dios, y que la fuerza que hay en él está en ti. Deja que afirmaciones como «Yo soy él» y «El soy yo» broten de tu interior.
• Ten en cuenta que no puedes alcanzar un terreno más elevado si te aferras a un nivel más bajo. No puedes abandonar el mundo físico si estás tan apegado a él que te niegas a abandonarlo. El concepto de confianza supone rendirse y confiar en la fuerza de Dios.
Imagínate a ti mismo cayendo desde un precipicio mientras te aferras a una enorme roca, convencido de que esta te protegerá. Desprenderse de la roca es una metáfora de la rendición y la confianza. Continuarás viviendo y respirando en el plano físico terrenal, pero te darás cuenta de que no eres sólo un cuerpo y una mente, y de que la roca no es tu salvación. Tus necesidades y exigencias dejan de existir, y te conviertes en parte de la conciencia única.
Naturalmente, sigues literalmente en el cuerpo, pero ahora también te has unido a la conciencia única. Esta confianza te permite participar en el acto de la creación, y experimentar el mundo que te rodea de modo muy diferente. Ahora podrás transferir a tus circunstancias personales la libertad y el respeto que recibes de Dios.
• Rebélate contra la filosofía que predica la idea de Dios como jefe, como figura autoritaria y tirano benevolente. El rechazo de este modelo no significa que seas ateo, sino que más bien crees en el verdadero significado de la divinidad.
Nadie te exige que te sientas inferior, que te veas a ti mismo como un pecador, que te postres de rodillas ante ídolos y dogmas para creer en Dios. Considera las palabras de san Pablo en el Nuevo Testamento cuando dice: «Dejad que esta mente esté en vosotros, como estuvo también en Cristo Jesús, a quien estando en la forma de Dios no le pareció irrespetuoso ser igual a Dios». Esta es la clase de confianza que debes adoptar para conocer tu lado divino.
• Que confíes no significa que no experimentes nunca los altibajos de la vida. Habrá picos y valles mientras vivas en este plano físico. No hay felicidad sin la experiencia opuesta de la infelicidad. Es en el equilibrio entre los opuestos en lo que se basa la vida en el plano físico.
No abandones la confianza cuando tu ego crea que las cosas debieran ser diferentes a como son. No abandones en los momentos de oscuridad, porque a ella seguirá la luz. Debes buscar una lección, porque tu confianza te permitirá observar esos momentos difíciles desde fuera, sin dejar que caigas en el error de considerarlos una parte inevitable de tu vida. Desde esta perspectiva, no estás a merced de la energía de tu ego, que insiste en que todo tiene que ser perfecto y que cuando no lo es tienes razones para abandonar tu confianza en lo divino.
Los baches, simplemente, forman parte del plano físico, pero no de ti. Tú formas parte de la sabiduría invisible que creó todo este plano físico y puedes confiar en ella de la forma más completa.
• En esta vieja idea de confianza hay una sabiduría intemporal. Cualquier persona puede percibir los problemas en su interior, pero si confía espiritualmente se dará cuenta de que en su interior también están las soluciones.
Al confiar en ti mismo no buscas las soluciones a tus problemas fuera de ti mismo. En lugar de eso, mantienes tu confianza, y eso te permite atraer la energía necesaria para encontrar la solución.
• Toma tus problemas más serios y preséntaselos a Dios. Di algo así como: «No he podido resolver estos temas en mi vida y he utilizado todas las técnicas que conozco. Quisiera mostrar mi confianza en la fuerza divina colocándolos simplemente en tus manos. Al hacerlo así, sé que la fuerza divina que eres tú, Dios,también soy yo, y confío en que esta acción me conducirá a la solución de estos problemas».
Te puedo asegurar que este método te pondrá en contacto directo con un poder muy superior al que puedas encontrar en una botella, una cuenta bancaria, un cónyuge, una enfermedad o cualquier otra cosa del plano terrenal a la que puedas recurrir. Yo dejé atrás todas las adicciones de mi vida gracias a estas simples palabras: «Lo he intentado todo, y ahora pongo mi confianza en Dios».
No se trataba de algo externo. Simplemente confié en esa fuerza y esta empezó a mostrarse en mi programa de abstinencia diaria. Confié en la sabiduría eterna y también confié en mi capacidad de recibir esa sabiduría y aplicarla. Este mismo proceso ha sido la fuente de todas las manifestaciones que he vivido y continúa transpirando en mi vida diaria.
• La presencia de una confianza completa se manifiesta abiertamente en tu vida cuando todo aquello que piensas, sientes y haces se encuentra equilibrado y en armonía. Por el contrario, la disparidad entre pensamiento, estado emocional y comportamiento refleja un alejamiento de la actitud de confianza que intento animarte a adoptar al poner en práctica este segundo principio de la manifestación.
Examina atentamente sus pensamientos. Comprueba si esos pensamientos son totalmente congruentes con tus acciones. Decir «Creo en un cuerpo saludable» y dedicarse a comer de modo poco saludable, disuelve la confianza en uno mismo. El pensamiento, las emociones y el comportamiento congruentes constituyen fuertes indicadores de la confianza que tienes en ti mismo. Y ten en cuenta que al confiar en ti mismo, estás confiando al mismo tiempo en Dios.
Cuando uno es incongruente con sus pensamientos, está demostrando falta de confianza en la divinidad que es su propia esencia. Sé honesto contigo mismo. Identifica las incongruencias y confía en tu capacidad para trascenderlas, y atraerás así la energía que necesitas para efectuar esta transformación. Pero si te aferras a la incongruencia, si piensas una cosa y te comportasde modo poco sincero, sabotearás tu capacidad para confiar en ti mismo y también en la sabiduría infinita.
Al practicar la rendición, has de reconocer la riqueza que hay en ti, en lugar de lamentarte por tu supuesta impotencia. Al practicar la confianza espiritual, estás rindiendo tu ego y todas tus creencias alucinatorias ante un poder superior. Simplemente, te dejas llevar, sabiendo que la guía divina está siempre contigo.
• Inicia una práctica de meditación para dedicarte a contemplar el principio supremo que se encuentra más allá de las mezquindades de este mundo. Sí, estás en este mundo, pero no te hallas contaminado por él. La mente necesita y anhela serenidad. La meditación no se reduce simplemente a hacer que la mente crea que está meditando. La meditación es, literalmente, la personificación de la verdad y la confianza. La liberación se revela en la purificación de la mente.
La práctica de la meditación es una poderosa herramienta en mi vida. Soy escritor, a veces escribo durante horas y todo fluye mágicamente. Llega entonces un momento en el que ya no encuentro más palabras. Deseo escribir y no sucede nada. Por mucho que lo intente, no consigo escribir nada.
En esos momentos, he aprendido a dejar la máquina de escribir y a sentarme tranquilamente, a cerrar los ojos y rendirme. Ni siquiera sé ante qué me rindo, pero simplemente me dejo llevar e intento purificar mi mente. Luego, al cabo de un tiempo de haberme rendido a la meditación, siento que contacto con algo que es una fuente de inspiración, y escribo entonces una página tras otra, sin tener ni la menor idea de dónde procede. Este proceso de cerrar los ojos y de serenarme, me proporciona la capacidad para conectar con esa fuente de inspiración. Y la palabra «inspiración» viene de «en espíritu».
Eso es confianza. Eso es gracia. Es saber que puedo enfrentarme literalmente a mí mismo con un espíritu de serenidad, y que atraeré hacia mí aquello que busco. Esta es la energía de la manifestación y se produce con mayor frecuencia cuando la mente está serena. Es la mente serena la que entra en contacto con la verdad.
Cuando meditamos, entramos en contacto con la parte de nosotros mismos que es verdad. El proceso de rendición nos ayuda a utilizar esta verdad en nuestras actividades cotidianas. Lo mismo sucede con la confianza. Ríndete a ella en tus momentos de serenidad y conocerás la verdad de este principio.
Este segundo principio espiritual de la manifestación nos conduce a un lugar superior dentro de nosotros mismos. Nos aporta la confianza en algo distinto a aquello que percibimos con nuestros sentidos. Ilumina dentro de nosotros la certeza de que en este viaje hay muchas más cosas de las que se ven a simple vista, y eso nos reconforta hasta el punto de que la ansiedad y la duda dejan paso a una gran paz interior.
Cuando se confía, se sabe. Y algo que se sabe no puede verse silenciado por las opiniones contradictorias de cualquier persona con la que se encuentre. Cuando esa confianza se convierta en tu estilo de vida, serás independiente de la opinión de los demás. No necesitarás demostrarte nada ni a ti mismo ni a nadie, ni convencer a nadie de la razón de tus puntos de vista.
Serás un sabio silencioso, que se mueve a través de este plano material sabiendo que has conectado con una fuente de inspiración que te proporciona todo el sustento que necesitas. De hecho, empezarás a ver cómo este plano terrenal es en realidad una gran parte de ti mismo, mucho más de lo que hubieras podido imaginar. Y ese es precisamente el tema del tercer principio de la manifestación.
Wayne Dyer