¿Dificultades para avanzar? ¿No vemos ninguna salida? ¿El camino parece estar bloqueado? … Son algunas de las infinitas preguntas que nos hacemos cuando los obstáculos de todo tipo aparecen en nuestras vidas. Finalmente el miedo que acompaña a estas experiencias, si alcanza altas cotas, nos bloqueará.
¿De donde vendrá, esa tendencia tan humana que tenemos a regodearnos en lo peor de lo peor? Se diría que a algunos nos gusta lanzarnos de cabeza a imaginar y anticipar todo tipo de catástrofes. Actitud que puede conducirnos directamente al peor de los escenarios, cuando nos dejamos arrastrar por emociones desbocadas, preocupándonos incluso de la misma preocupación.
¿No será “la realidad” la que debería dictar sentencia? Aunque sea cierto aquello de que la vemos filtrada a través de nuestras lentes particulares… (Nadie ve la misma realidad)
¿Combatir el pesimismo con optimismo? En última instancia no conseguiremos que nuestro vehículo avance un solo metro si mantenemos el freno pisado, ni tampoco resultará una elección inteligente la de acelerar sin medida.
Es en el punto medio, en el equilibrio entre estos dos polos, donde tal vez encontremos la sabiduría.