La contractura y los dolores son los principales signos clínicos de esta patología, produciendo un bloqueo mecánico a nivel del cuello.
Por lo general esta patología se asocia a situaciones recientes y sencillas de la vida cotidiana, ya sea en el ámbito laboral, familiar o social. No se refiere a decisiones muy importantes que debamos tomar.
Debemos buscar su origen desde unas horas antes de su inicio hasta un día antes, ya que es una patología que se instala muy rápidamente.
Algunos de sus conflictos pueden ser:
-Contrariedad en la acción.
-Querer girar la cabeza para mirar a alguien pero tenerlo prohibido moralmente.
-Querer mirar y no hacerlo, una parte de mí quiere ir hacia delante, y la otra parte hacia atrás o hacia el lado.
-No poder mirar hacia los dos lados a la vez.
-Amor prohibido
-No sentir apoyo en algún enfrentamiento (espasmódica).
En la tortícolis congénita buscaremos estas problemáticas en uno de los padres durante el período de gestación, así como un estudio de la historia familiar de varias generaciones donde se ponga de manifiesto alguna memoria de cuello con la que ese niño tenga relación.