La disonancia cognitiva podemos entenderla como el conflicto que notamos o experimentamos cuando mantenemos dos ideas contradictorias o incompatibles, o nuestras acciones no están en consonancia con nuestras creencias.
Dicho de otro modo: es el proceso mental mediante el cual nuestras creencias se ven alteradas por una nueva información, y en ese momento, entramos en conflicto interno ya que esa nueva información desestabiliza nuestros viejos parámetros o creencias. Y el problema no sería que entráramos en conflicto sino que a raíz de ese nerviosismo, ese “tembleque” que nos produce la nueva información, nos inventamos cualquier excusa, cosas absurdas, para justificar la antigua creencia.
Este es un proceso muy importante que todos experimentamos en mayor o menor medida y que se puede resumir en una palabra, de valor fundamental en Bioneuroemoción, la palabra es INCOHERENCIA, la base de todos los desajustes, síntomas y conductas.
Otra manera de definir la disonancia cognitiva puede ser cuando lo que pienso, lo que siento, lo que digo y lo que hago no se encuentran alineados, y, a pesar de que puedo saber en mi fuero interior que hay algo que no marcha bien con mi manera de actuar, invento todo tipo de justificaciones mentales para mí o para los demás, que me permitan seguir actuando de esa manera incoherente.
Esas justificaciones son un proceso lógico cuya finalidad es la de reducir la disonancia o evitar ampliarla. Para ello podemos utilizar diversas estrategias como cambios conductuales, cambios ambientales, o buscar y aumentar la información y el conocimiento para cambiar la perspectiva.
Así cuando estoy por ejemplo cuidando a un padre o madre que no quiero cuidar voy acumulando esa incoherencia en mi interior. En este caso suponemos que se produce un “choque de creencias”. Primero la creencia derivada de la experiencia de la persona con ese padre o madre, creencia basada en el recuerdo de sus vivencias con el/ella. Segundo la creencia derivada en este caso de las normas sociales que nos dicen que los hijos deben cuidar de sus padres porque de lo contrario son malos hijos. Este choque produce una disonancia cognitiva/incoherencia en la persona, que tratará de justificar su actuación de cualquier modo. Si la incoherencia es muy grande y sostenida en el tiempo puede ser somática.
Ya que no es saludable mantener esa incoherencia dilatada en el tiempo, las personas tenemos y usamos varios recursos para lograr estabilizarnos, podemos cambiar nuestros hábitos, podemos cambiar nuestras creencias (es lo más normal), y ahora sabemos gracias a la física cuántica y su aplicación a la Bioneuroemoción que podemos cambiar tambien los sucesos del pasado. Lógicamente lo que se cambia es la lectura emocional de ese suceso ya que es la única impronta destacable del mismo (si no hay emoción no hay recuerdo).
Muchas personas entran en un bucle de desvalorización ya que la ansiedad y el estrés de una decisión equivocada, que además se autojustifica, les lleva a la necesidad de nuevas justificaciones o razonamientos como apoyo del acto incoherente, creando una espiral de desvalorización.
Esto lo podemos aplicar a nuestra vida diaria de múltiples modos, desde saltarse una dieta, fumar, rupturas de pareja, problemas laborales, ir al gimnasio, relaciones familiares, adicciones, deseos materialistas, etc.
Y tu….¿cómo disuenas?