¿Con qué frecuencia piensas en que quieres ser feliz?
Sabemos que atraemos aquello en lo que pensamos y en lo que enfocamos nuestra atención.
Esta sería solo una razón importante para tener en mente la idea de ser feliz, ya que, siguiendo esta lógica, estaríamos trayendo a nuestra vida cotidiana situaciones que nos brindarán la tan deseada felicidad.
Pero también hay otro motivo de peso para pensar en querer ser feliz: las elecciones que hacemos.
A menudo no sabemos o no nos damos cuenta de qué es lo mejor para nosotros a la hora de tomar decisiones.
Si tuviéramos muy presente el concepto de felicidad, nuestras elecciones serían más fáciles.
¿Cuántas veces basamos una decisión en algo que no está relacionado con la felicidad, sino con otro tipo de cosas?
Como por ejemplo, rehuir al dolor: esto, en muchas ocasiones, nos lleva al extremo opuesto a la felicidad. Por ejemplo, cuando pensamos en si separarnos o no de una pareja que no nos hace feliz, PERO… (Le damos tantas vueltas al PERO que malgastamos energía y tiempo en lugar de pensar, simplemente, ¿esta persona me hace feliz o tiene el potencial de hacerme feliz?)
También, a veces preferimos la opción que parece más fácil, pero termina no siéndolo… Creemos que es lo más rápido y sencillo porque ya lo hemos hecho antes y nos sentimos cómodos con esa postura -que a veces ¡es no hacer nada! Salvo quejarnos o usar unas cuantas malas palabras para referirnos al asunto.
Y sí, el resultado que obtendremos es similar a los anteriores… ¡Y distan de hacernos dichosos! Un ejemplo sería no reaccionar ante el avasallamiento de nuestra tranquilidad o descanso, como un vecino ruidoso al que no le importan la hora, el respeto ni mantener una buena relación con quienes viven cerca de él. No hacerle frente o callar para no tener problemas ni discutir, ¿nos acerca a la felicidad? Es obvio que hablar con él y hacer valer nuestros derechos implica una acción un tanto desagradable, pero claramente el desenlace sería mucho más fructífero.
Entonces, te propongo un ejercicio muy placentero: cada vez que tengas que tomar una decisión o realizar algún tipo de acción (tengas o no dudas al respecto), piensa en ser feliz. Haz de esto una prioridad en tu vida. Verás cómo tus pasos se encaminan hacia soluciones –muchas de ellas novedosas y originales– que te permitirán obtener resultados óptimos y así te sentirás muy bien.