Seguramente, al igual que yo, tratas de reaccionar de la mejor manera.
Buscas llegar a un lugar común por todos los medios posibles.
Si puedes ayudar a alguien, lo haces.
Si cabe la posibilidad de que demuestres tu tolerancia, lo harás.
Si te sientes exigido, darás lo mejor de ti para cumplir con esa exigencia.
Pero llegué a la conclusión de que nuestras reacciones tienen que ser acordes a lo que se nos presenta.
En caso contrario, corremos el riesgo de quedar atrapados en situaciones o en problemas que nos son ajenos y que nos pueden llegar a jugar en contra.
Porque, por ejemplo, si sufrimos algún tipo de agresión o alguien nos trata con desprecio, comenzar a ejercer nuestra paciencia para entender qué motiva a esa persona a (mal)tratarnos de ese modo y tratar de hallar una salida que satisfaga nuestro deseo de hace algo bueno por los demás solo nos hará ingresar en un círculo sin salida, en el que, probablemente, seguiremos recibiendo malos tratos del otro (que no se dará por aludido o incluso le molestarán nuestras buenas intenciones).
Mejores elecciones
Tengamos en cuenta que la primera persona a proteger somos nosotros mismos. No somos gritones ni violentos por poner un límite y hacernos valer cuando es preciso. Esto solo implica que nos valoramos y nos cuidamos, y no dejamos que los demás nos avasallen.
Pensar “no quiero que se enoje”, “es mejor soportar esto para que se dé cuenta de tal cosa” o “si me callo y hago de cuenta que no pasó nada, evitaré una confrontación” irá desmedro de nuestro bien solo será dejar la puerta abierta para que nos hagan daño.
Tener la reacción tibia o medida que uno desea sin tener en cuenta lo que la ha producido, por lo general, no sirve: la otra persona sigue avanzando y, para hacerle frente, hay que actuar al mismo nivel (como mínimo), no desde la suavidad y la comprensión absoluta.
Asumamos nuestra responsabilidad sobre nuestro bienestar y no lo pongamos en juego por agradar o por cuidar a los demás en ocasiones que no lo ameritan.
Primero, es necesario reaccionar de manera acorde a lo que se nos presenta.
El momento de intentar ayudar o de marcar una diferencia positiva (si es que llega) será otro.