Me he dado cuenta de que una gran parte de los que escriben por aquí, plasman sus dudas y comentan, lo hacen muchas veces desde la angustia y el recelo.
¿Me quiere? ¿Qué debo hacer? ¿Y si tonteo con otros/as? ¿Debo seguir? ¿Y si no me hace caso? ¿Quién tiene que dar el primer paso?... Y así con una lista que podría ser mucho más amplia. Por eso, rescato un poema que creo que, además de mostrar las perfectas actitudes de todo un caballero (medieval), puede ayudarnos (en este modernizado siglo, sí) a afrontar este proceso de espera y solventar todos esos miedos.
La amo y sin embargo creo
que yo le soy totalmente indiferente
¿Qué más da? Lo soportaré.
Siempre estaré a su lado con lealtad imperecedera
¿Y qué, si ocurriera un milagro,
y en el futuro le agradara verme?
Pues lo consentiré sin enfado.
Quien diga que consiga cosas mejores de las mujeres,
pues mejor para él,
pero que se las guarde
pues este es mi camino
Si alguna vez mi cuerpo
por su malvada debilidad me aconseja que me aleje
para acercarme amistosamente a otra mujer,
el corazón, sin embargo, me grita que no desea a ninguna
sino a ésta
Me fío de él, que tan adecuadamente sabe elegir
Y me proporcionará así las dulces mieles
de este gran esfuerzo.
He elegido, desde luego, un amor
para cuyo servicio -aunque el mundo se enfurezca-
he nacido.
Los años que aún me quedan por vivir
sean cuantos sean
cada uno de sus días serán para ella.
Hasta tal punto es mi dedicación.
Me alegro de poder servirle
pues ella me lo recompensa con pequeñas cosas
y sé que me creerá cuando le explique
el dolor que he guardado en mi corazón con su ausencia.
Y si ocurriera que mi fortuna me concede
robar un beso de su boca
-quiera Dios que lo consiga-
lo guardaré en secreto para siempre.
Mas si supone para ella gran pesar
de modo que me odie por mi fechoría
¿qué hacer entonces, infeliz de mí?
Pues volveré a colocarlo de donde lo tomé
lo mejor que pueda
-Reinmar von Hagenau
Así pues, recordad: ¡Sed todo un caballero (o damisela emancipada del siglo XXI, que nadie se ofenda) y no claudiquéis ahora!
Los grandes logros llegan después de haber tenido grandes sueños. Y para alcanzar los sueños deseados hay que poner mucho esfuerzo, confianza, pasión, capacidad de adaptación y valentía. Conseguirlos no es una tarea sencilla, pero depende de uno mismo. Poniendo en juego lo mejor de nosotros mismos, podemos conseguirlo. Y ante todo: nada de miedo, porque a la meta final se llega después de haber conseguido pequeños logros.
Nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco contaban con que tendríamos nuestra brillante armadura