Amo mi libertad, por eso dejo a las personas que amo libres
En muchas ocasiones nos aferramos a alguien a quien amamos con la ilusión de que no nos deje de amar, de que no se vaya de nuestro lado, sin darnos cuenta de que es necesario dar libertad para construir un amor sano y equilibrado.
El hecho de que alguien no nos ame, afecta a nuestro ego. Por eso es importante aprender a gestionar nuestras emociones y amarnos a nosotros mismos antes de amar a otra persona.
“Si no te aman, no ruegues ni te arrodilles. El amor no se suplica ni se exige, acontece. Y si no ocurre, te retiras dignamente y a otra cosa.”
-Walter Riso-
El apego afectivo
En ocasiones aceptar que una persona se va de nuestro lado nos supone todo un reto. Una de las razones por la que nos resulta complicado dejar marchar a alguien y respetar su libertad, es el apego afectivo.
El apego afectivo es una vinculación mental y emocional normalmente de carácter obsesivo hacia ciertas personas, originada en la creencia irracional de que ese vínculo proveerá placer, seguridad y autorrealización.
Como consecuencia de lo anterior, la persona apegada sentirá que sin la persona a la que está apegada no será feliz, no podrá cumplir sus metas y no tendrá una vida normal. Lo primero que debemos hacer para vencer el apego afectivo es ver si efectivamente somos dependientes de alguien o si, por el contrario, sentimos alguno de estos síntomas de apego:
Necesidad de estar cerca de la persona amada.
Ansiedad y malestar si no estás con la persona amada.
Alto nivel de obsesión, comportamiento controlador etc. hacia la otra persona.
Dar prioridad a la persona amada sobre las actividades que nos gusta disfrutar o sobre otras personas con las que nos gusta estar.
Si analizas tu situación y ves que existen los síntomas anteriores, puede que te encuentres en una situación de apego afectivo.
¿Cómo puedes vencer el apego afectivo y liberarte?
1.- Sé realista
La herramienta más potente contra el apego es: ser realistas. Ver las cosas como son en relación al amor, sin anestesia, sin engaños, sin filtros… El amor es un riesgo siempre, pero es necesario ver la realidad.
Si no te admiran, no te quieren.
Si no te respetan, no te quieren.
Si estás con alguien que no te hace sentir bien, es que no te quiere.
Si estás con una persona que compromete tus valores, no te quiere.
Niña libre volando con globo en el cielo
Ama tu libertad, ama tu soledad. Ama ser libre, disfruta de tu libertad. Haz las paces contigo mismo. Quédate con tu soledad, aprende de ella, pruébala, ámala y ámate.
“El amor no reclama la posesión, pero da libertad”.
Tagore
3.- Busca el silencio
Apaga la televisión, el ordenador, el móvil y disfruta del silencio, de la incomunicación. Tu cerebro se relajará. Además, a través del silencio es cuando podemos encontrar el momento para contactar con nosotros mismos.
4.- Aprende a diferenciar enamoramiento y amor
En muchas ocasiones confundimos enamoramiento y amor, y no son lo mismo. El enamoramiento dura un tiempo determinado, es atracción, invade tu cuerpo y tu mente, no te deja pensar con claridad, no ves los defectos de la persona amada.
El enamoramiento tiene una serie de características fáciles de identificar:
Idealización de la otra persona. El enamoramiento hace que no vemos los defectos del otro y tendemos a pensar en esa persona como alguien perfecto.
Exclusividad y posesión. Quiero que sea sólo mía o mío.
Adicción al otro. Sentimos apego y deseo sexual por el otro.
Idea de permanencia. Cuando nos enamoramos nos convencemos de que ese sentimiento es único, irrepetible, eterno, que es una excepción.
Pensamientos obsesivos. Queremos controlar a la otra persona y no dejamos de pensar en ella.
El enamoramiento, es realmente, una obsesión incontrolada.
Pero el amor es algo mucho más complejo, un grupo de elementos que se tienen que dar siempre conjuntamente: el deseo, el sexo, la atracción (Eros), la amistad, el compartir (Philia) y la ternura y dulzura (Ágape).
Dejar a quien amas
A veces, debemos dejar ir a quien amamos y precisamente por esa razón, porque amamos a esa persona la dejaremos libre. De esta manera, debemos aprender a renunciar a una relación en tres casos:
Cuando ya no te aman.
Cuando tu realización como persona se ve afectada.
Cuando tus principios se ven vulnerados.
No te resistas al dolor, llora, habla, grita, no lo tapes, no lo escondas, vívelo. Hay un periodo de duelo por el que tendrás que pasar y aunque parezca que no va a terminar nunca, después de un tiempo, te preguntarás por qué te sentías tan mal por una persona que no merecía la pena.
Hay que dejar salir a determinadas personas de tu vida, para que entren otras. No hay medicamentos contra el dolor de una ruptura, hay que soportarla y resistir.
“Amo mi libertad, por eso dejo las cosas que amo libres. Si vuelven es porque las conquisté. Si no lo hacen es porque nunca las tuve.”
-John Lennon-
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