3 tipos de mentes, ¿cuál es el tuyo?
Hablar de mente es hablar de un concepto un tanto abstracto, que no es del todo claro para muchos. Se trata de una palabra que pretende englobar los procesos que ocurren en nuestro cerebro: pensamiento, conciencia, percepción, creencias, deseos, sensaciones, etc. La mente vendría a ser ese terreno en donde tienen lugar los procesos conscientes, inconscientes y funcionales.
Esa mente se ve reflejada en las ideas, en las acciones y en distintas manifestaciones de la actividad cerebral. Todo ello se produce a partir de procesos estructurados. En otras palabras, toda esa actividad mental no se da por azar, sino que obedece a patrones o esquemas que se van aprendido a lo largo de la vida. Esto no quiere decir que sea algo inmutable. En el cerebro, todo es susceptible de cambiar.
“El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender”.
-Plutarco-
De acuerdo a cómo se dan esos procesos, algunos estudiosos del tema han propuesto la existencia de tres tipos de mente: la rígida, la líquida y la flexible. Cada una de ellas tiene sus propias características y obedece a lógicas diferentes. Veamos esto en detalle.
Las mentes rígidas: la resistencia a adoptar nuevas perspectivas
La educación es el factor que más influye en la configuración de las mentes. Es usual que muchas personas con mente rígida sean hijos de padres rígidos también. Esa rigidez es, en principio, un mecanismo de defensa. Las ideas fijas te dan una sensación de mayor control y te protegen de la incertidumbre. Quienes presentan estos rasgos son ideales para desarrollar actividades en donde lo central sea un factor disciplinario.
Por contrapartida, quienes tienen mentes rígidas también podrían ser algo superficiales. No se detienen a analizar o evaluar la validez de las ideas o de las acciones. Dan por hecho que todo debe marchar en un sentido muy preciso, que también ya está predeterminado.
Esto lleva a que tengan grandes dificultades para crear y por eso suelen limitarse a repetir. Es posible que se sientan muy confundidos y desamparados si algo o alguien los saca de su zona de confort. La falta de control sobre las situaciones suele generarles mucha angustia y sufren por ello.
Las mentes líquidas: una perspectiva camaleónica
A las mentes líquidas les ocurre exactamente lo opuesto que a las rígidas. No logran tener consistencia y por eso se acomodan a lo que sea. Toman la forma del recipiente en donde se alojan. Son características de personas que han renunciado a cualquier tipo de control sobre las circunstancias.
Este tipo de mente representa a las personas que necesitan de algo o alguien que las dirija. Les cuesta demasiado tomar decisiones y más aún tomar posiciones frente a la realidad. No saben qué pensar. Y como no lo saben, delegan esa tarea en otros en los que aprecien esa seguridad que a ellos les falta.
A quienes tienen este tipo de mentes les cuesta también mucho trabajo ser perseverantes. Realmente no se fijan metas, sino que dejan que otros se las impongan y se sienten conformes con ello. Pueden ser muy buenos en labores que requieran grandes dosis de subordinación. De una u otra manera, se complementan con las mentes rígidas.
Las mentes flexibles: un punto de equilibrio
Las mentes flexibles se caracterizan porque son adaptables. Que sean adaptables no quiere decir que, como las mentes líquidas, acepten pasivamente lo que hay. Su adaptación es razonada y creativa. Saben ubicarse dentro de la realidad sin imponer sus criterios, pero también sin aceptar sumisamente los de otros.
En este caso es el pensamiento el que guía la acción. La realidad es un objeto que se procesa y frente al que hay análisis y profundización. Hay apertura a los argumentos y las evidencias, por eso en las mentes flexibles hay cambio de opinión y ajuste de ideas. Es, de alguna manera, una mente humilde. No se cree poseedora de la verdad, pero tampoco cede a lo irracional o erróneo por falta de criterio.
Todo esto hace que las relaciones con el mundo sean más afables y constructivas. También este tipo de mentes crean las condiciones para que se evolucione más. La vida es cambio y el cambio es positivo porque desafía y al mismo tiempo ayuda a crecer.
Ninguno de nosotros está encasillado exclusivamente dentro de un solo tipo de estas mentes. Todos tenemos algo de cada una de ellas, aunque predominen los rasgos de una o de otra. Tampoco se puede decir que haya “mentes malas” y otras “buenas”. Sin embargo, sí vale la pena entender que hay formas mentales que nos ayudan a ser más felices, mientras que otras nos estancan o nos anulan.
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