Hay una máxima espiritual que cualquier persona que haya alcanzado un alto nivel de conciencia no deja de observar, y es que cada persona necesita “aprender algo” acerca de la vida y ha nacido en el lugar apropiado para obtener esa enseñanza ya sea rico o pobre, enfermo o sano, con limitaciones físicas o sin ellas, donde ningún contexto es mejor que otro y donde la vida le ofrecerá los desafíos más increíbles para que pueda desarrollar su conciencia. En este sentido el avance espiritual de una persona en la vida va de la mano con dejar de considerar el mundo como un lugar injusto. ¿Cómo es esto?... vamos a darle una vuelta para ver que hay detrás de este principio espiritual.
La espiritualidad moderna (así podríamos llamar al pensamiento espiritual que impera en los corazones de los libre pensadores que están al margen de las religiones) y la metafísica convencional en general consideran estos distintos niveles de conciencia como planos que se van alcanzando durante el aprendizaje en este estado material o físico en el que nos encontramos, con nuestra “conciencia alterada” como vimos anteriormente. Por lo general coinciden en que existen 7 planos de conciencia que deben ser superados para ascender a la octava de conciencia que nos saca del plano físico (ascensión de maestros espirituales en distintas culturas como la hinduista y budista o resurrección en el caso del cristianismo), y esto ocurre luego de experimentar cada uno de los planos de conciencia e ir ascendiendo en cada uno de ellos en sucesivas encarnaciones. Por supuesto que estos niveles o planos van desde el primero que representa la ignorancia más absoluta, donde el hombre se deja llevar solo por sus instintos de supervivencia y donde se da curso, en pensamiento y acción, a los horrores y atrocidades más increíbles que solo los seres humanos sin conciencia son capaces de crear. Es en este plano donde nos conectamos cuando tenemos pesadillas o vemos figuras monstruosas y demonios, pero ascendiendo gradualmente, vamos saliendo de esa oscuridad hasta alcanzar los planos superiores donde se encuentra nuestro anhelado descanso y sabiduría espiritual (que no es lo mismo que sabiduría intelectual), y en lugar de obedecer a nuestros instintos físicos y primarios, comenzamos a obedecer a nuestro espíritu, el ser que verdaderamente somos y que habita transitoriamente el cuerpo físico.
En los planos bajos de conciencia, el potencial “natural” del ser humano es la soberbia, la manipulación, el abuso del poder, el dejarse llevar por sus bajos instintos, caer en vicios, etc. Solo cuando las personas se han elevado a planos superiores están a salvo de esto, pero no se engañen creyendo que Uds. están a salvo: estudios realizados con personas bien educadas y que eran consideradas como personas “conscientes” y de buenas costumbres (bien educadas), como la mayoría de nosotros, han demostrado que todos llevamos potencialmente a un tirano por dentro, un ladrón, un saqueador y a un abusador cuando las condiciones de supervivencia cambian, y en este sentido debemos asumir que la mayoría de los habitantes de este planeta vivimos en una condición de vulnerabilidad frente a la posibilidad de convertirnos en “tiranos” de nuestro propio entorno. Es bastante más común de lo que imaginas que en familias donde hay una sola persona que abastece a los demás, ésta explote y denigre a quienes dependen de él, todo esto por supuesto disfrazado de un falso amor y cuidado.
Es en este contexto donde la vida y su maravilloso sistema de aprendizaje nos ofrece desafíos especialmente diseñados, que nos permiten “amortiguar” ese potencial “tiránico” para así elevar nuestra conciencia por medio de la humildad que nos surge cuando estamos pasando por alguna situación difícil, ya que es en ese contexto doloroso donde elevamos la mirada al cielo y escuchamos nuestro interior bondadoso y nos dejamos llevar por esa voz interna que, como veremos más adelante, pertenece a nuestro espíritu que nos está guiando en nuestra vida; de manera que podríamos observar, que el fenómeno más curioso que ocurre en esta vida es que todos nuestros esfuerzos estén dirigidos a evitar estos “amortiguadores” y hasta rezamos y suplicamos para que no se presenten en nuestras vidas, sin darnos cuenta de que son la parte fundamental de nuestra propia liberación. Son la inyección evolutiva que necesitamos para movernos en los distintos planos de conciencia.
¿Cuáles son estos “amortiguadores”?: Los problemas, las enfermedades, el quedar sin trabajo, el nacimiento de un hijo distinto, un accidente, un abandono, etc. Todos estos contextos nos permiten hacer reflexiones donde antes no prestábamos atención, nos quitan el antifaz de la soberbia y nos vuelven humildes y mejores personas, y comenzamos así a elevar nuestro entendimiento acerca de la vida que no es otra cosa que hacernos conscientes.
El proceso de adquirir conciencia o subir en estos planos de entendimiento es gradual, requerimos de experiencias que podamos asimilar dentro de nosotros poco a poco, y en este sentido todavía no estamos preparados como humanidad para entender el GRAN PROCESO de adquirir conciencia, ya que desde nuestra ignorancia y sufrimiento, estados propios de los planos inferiores, es que pedimos a gritos IGUALDAD PARA TODOS, sin saber que esa “igualdad” no es posible mientras estamos aprendiendo a vivir, porque lo que tú consideras injusto en la vida de alguien es probable que sea exactamente lo que necesita vivir. Por ejemplo, si los gobiernos se dedicaran a repartir sistemáticamente dinero a los pobres (que es el grupo social que esta más propenso a los bajos niveles de conciencia) para que no exista la pobreza, lo que harían sería quitarles el “amortiguador” del esfuerzo y el trabajo a muchas personas que necesitan de este contexto para no dejarse llevar por los vicios, la pereza, los abusos, etc. “Cuando las personas obtienen ganancias de la adversidad, tienen recompensas internas y espirituales que jamás podrían comprar aunque les regales todo el dinero del mundo”.
Comprender esto es substancial ya que cambia la perspectiva de la discusión social en torno a la educación, que si bien es necesaria y es justo que avancemos en ella, es muchísimo mas necesario aún, una educación para “adquirir conciencia” y esta adquisición, como veremos en el resto del libro, es un proceso de aprender a perdonar, de aceptar las diferencias, de salir del plano del resentimiento, de la injusticia y de esperar que otros solucionen mis problemas. La pregunta es: ¿Si queremos un mundo mejor, estamos yendo por el camino correcto para cambiar éste que tenemos o estamos sosteniendo el mismo sistema basado en la odiosidad, el rencor y el resentimiento?... la respuesta la sabes, sin embargo hablar de esto es impopular porque la mayoría prefiere culpar a alguien de su desgracia antes de asumir el hacerse cargo de su propia vida, y por otro lado, el orden de los sistemas políticos y gubernamentales hasta ahora se basan en la división de los grupos sociales fomentando justamente estas diferencias con odiosidades en lugar de CREAR CONCIENCIA de lo que verdaderamente necesitamos para avanzar en la vida.
De ahí esta máxima espiritual que consiste en comprender y aceptar el desafío de cada plano o nivel de conciencia en esta vida, donde tú deber es trabajar contigo mismo para colaborar o participar de mejor forma en el aprendizaje de los que están mas abajo que tú, pero sin detener su proceso, o sea, en lugar de regalarles dinero, les facilitas un juego de herramientas y los capacitas en el uso de ellas. Esta ayuda se hace desde la compasión, que es el entendimiento de todo este escenario y no desde el dolor o creencia que es injusto lo que pudiesen estar viviendo estas personas. ¿Por qué crees que quienes han adquirido altos niveles de conciencia no se quejan, ni protestan por nada?... ¿leíste alguna vez que Jesús haya salido con pancartas a pedir justicia?... ¿Acaso levantó una arenga en contra de Herodes por haber matado injustamente a su primo Juan? Ciertamente Él vivió en una época muchísimo más injusta que la nuestra, sin embargo, Él, al igual que otras grandes figuras de la humanidad con conciencia elevada no PIDEN IGUALDAD Y JUSTICIA HUMANA PARA TODOS, ellos confían por sobre todas las cosas en la JUSTICIA DIVINA, y lo que piden es algo muy distinto; nos hablan a cada uno de nosotros para que ELEVEMOS NUESTRA PROPIA CONCIENCIA, que nos hagamos cargo de nosotros mismos, y trabajemos con la viga que hay en nuestro propio ojo en lugar de seguir viendo lo que otros deberían hacer.
Extracto del libro “La Evolución de la Conciencia” por Alvaro Scaramelli