Las dietas se empiezan un lunes y al gimnasio hay que apuntarse en enero -o, en su defecto, en septiembre-. Esto es así; son dos reglas indiscutibles. Porque, ¿qué sentido tiene ponerse con el régimen un jueves?, ¿y empezar a correr en octubre?, ¿y dejar de fumar un miércoles de marzo? Ninguno, ¿verdad? Pues de eso, nada. El mejor momento para que empieces a mejorar es AHORA.
La procrastinación, ese gusto por aplazar las decisiones y las actividades sólo consigue alejarnos de nuestros objetivos. Fijarte una fecha para empezar a cumplir un propósito no es más que una excusa para seguir haciéndote el remolón. Así que no esperes a tomarte la última uva para poner en marcha tus propósitos de Año Nuevo. La cuenta atrás ha comenzado y el punto de inicio lo marcas tú, no unas campanadas. Por si esto no te había convencido, vamos a darte razones de peso para dejar de hacer una lista de propósitos y tomar ahora mismo las riendas de tu vida tal y como la sueñas. Y si, después de leernos, no te pones al lío, es que no lo deseas tanto como dices.
Lo bien que vas a sentirte Retrasar las decisiones sólo nos aleja del presente, de lo inmediato, y hace que nuestros objetivos se diluyan. Si adoptas esta postura, puedes terminar padeciendo el ‘Complejo de Penélope’ – la mujer de Ulises en la mitología griega – que dedicaba toda la noche a destejer los vestidos que había elaborado durante el día para generar un bucle en el que refugiarse y no tener que tomar la determinación de casarse de nuevo ante la prolongada ausencia de su heroico marido. Vamos, que se quería hacer la loca diciendo que tenía mucho que coser.
Piensa más bien en lo realizado que te sientes cuando por fin cumples algo que te habías planteado hace tiempo. Cuanto antes consigas ese objetivo (ese que estás retrasando de manera absurda), antes llegará el momento de sentirte orgulloso de ti mismo. Canaliza esa sensación de victoria convirtiéndola en germen de avance. Si lo haces ahora mismo, la satisfacción va a ser mayor.
El miedo no tiene por qué ser algo malo No obstante, el vértigo es comprensible. Un estudio de la Universidad de la Universidad de California del Sur reveló que el 40% de las acciones que llevamos a cabo a lo largo del día están mecanizadas y se desarrollan de manera rutinaria. Por eso, nos hacen sentir cómodos. En cambio, implementar nuevas actividades nos obliga, según otro estudio del University College London, a prestar una atención constante a esta realidad durante, al menos, 66 días. Y pensar en tener que pasar ese trago, hasta que te pones de veras, da mucha pereza.
Pero refugiarte en el ‘ya lo haré el año que viene’ es contraproducente, e incluso merma tus posibilidades de éxito. Si tomas esta determinación, tu mente te terminará convenciéndote para no abandonar tus rutinas, para no salir de la zona en la que te encuentras cómodo. Si lo piensas bien, no hay ninguna razón lógica para que enero sea mejor que junio para emprender nuevas aventuras, dar un giro a tu vida o, simplemente, cambiar esa parte de ti que no te gusta.
Tus excusas no engañan a nadie; Aprovecha ese impulso Ten claro que cuantos más inconvenientes te pongas para dar ese paso adelante, más lejos estarás de avanzar. Porque lo más importante a la hora de cumplir los propósitos es actuar movido por el impulso. En cuanto tosas y te encuentres mal por ese último pitillo, tira el paquete a la basura aunque esté casi lleno. Si sientes que estás fofo, ponte unas mallas y sal a correr al parque. Si no sabes ni decir “hola” en inglés, apúntate mañana mismo a una academia o haz las maletas para ir a un país que te permita conocer el idioma. En definitiva: menos quejarse y más buscar soluciones.
El concepto momentum quiere decir impulso o movimiento y sirve para definir ese instante en el que no hay que dejar pasar la oportunidad. Actuar de este modo conlleva varios efectos positivos: primero, verte envuelto en una tarea nueva y ver que puedes con ello te aporta una sensación de empoderamiento que hace que te sientas realizado y productivo y te permite concentrarte en el momento presente, en lugar de estar en un continuo “lo dejo para mañana”. Segundo, la determinación de tomar las riendas te regala una sensación de autocontrol que hace aumentar tu autoestima, al experimentar la sensación victoria frente a la pereza y las excusas.
El poder de cambiar las cosas está dentro de ti en este instante, no en unos días ni de unos meses. Si hay algo que cambiar, hazlo. La vida es el tiempo del que disponemos para conseguir todo lo que nos propongamos, y no tiene sentido dejar que pase pensando en el mañana. Así que ya sabes: ni uvas, ni 1 de enero, ni principio de la semana ni del mes. Este es tu momento.
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