Los Ninja (o Shinobi) de Japón, así como sus equivalentes en otras regiones asiáticas, se popularizaron por la cultura occidental de finales de siglo XX como fabulosos guerreros de las sombras, sigilosos y despiadados asesinos con increíbles habilidades acrobáticas, armas exóticas y pijama oscuro. Ésa es una realidad parcial y algo distorsionada: si bien es cierto que los ninja estaban intensamente entrenados en las técnicas de guerrilla y podían participar en operaciones directas de infiltración y sabotaje, en realidad eran espías en el sentido más amplio y se valían del subterfugio para evitar la confrontación directa y el derramamiento de sangre, que debía ser el último recurso; el ninja podía hacerse pasar por monje, campesino, pescador, comerciante o cortesano para recabar información, interceptar un mensaje, provocar un incendio, destruir provisiones o eliminar a un objetivo.
A diferencia del guerrero Samurái, el Ninja no estaba sujeto a códigos de honor como el Bushido, a los status sociales ni al propósito de servir a un señor feudal. No obstante, el concepto puro del ninja, muy influenciado por el budismo tibetano, no carecía de misticismo y de una elevada filosofía; creía en un orden universal, en un fin superior que justificaba sus acciones sin juzgar la nobleza o la perversidad utilizada en sus medios. Sus servicios eran empleados con frecuencia por shogunes, daimios y otros nobles -e incluso por el pueblo llano- para satisfacer intereses políticos, militares y comerciales. ¿Significa que eran en la práctica simples mercenarios? Bien, al igual que no todos los Samurái eran consecuentes con el Bushido, y al igual que actualmente existen profesiones con sus propios códigos deontológicos, no todos los individuos tuvieron idéntica implicación con sus filosofías originales y existieron clanes ninja que actuaron movidos por sus propios intereses, pero no debe obviarse
Sea como fuere, las extraordinarias facultades del ninja no se atribuyen exclusivamente a su severa instrucción militar, dado que buscaban el perfeccionamiento físico, mental y espiritual a través de prácticas y rituales que les permitiesen canalizar su energía. Uno de los más populares es el Kuji-Kiri, que cuenta con distintas interpretaciones en las diversas escuelas de Ninjutsu y que cuya utilidad defienden hoy día en la vida cotidiana, lejos de los fines bélicos de antaño. Consiste en meditaciones en posición de loto o de rodillas, con mantras y mudras particulares (también llamados sellos o cortes):
RIN (On baishiraman taya sowaka)Simboliza la energía y la inquebrantable voluntad del individuo en su conjunto, fuente de todas sus facultades y fundamento para el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
PYO (On Isha naya en Tara ya sowaka)Significa la concentración absoluta de la energía y voluntad del individuo sobre su objetivo, de modo que no se viese obstaculizado por el miedo, el dolor, los intereses o los conflictos personales.
TOH (On jite rashi itara jiba ratanō sowaka)Simboliza la comunión con el Universo y su beneplácito, la armonía y la conciliación con un orden que justificaba, aprobaba y favorecía sus acciones en beneficio de un fin superior.
SHA (On haya baishiraman taya sowaka)Simboliza la sanación física y mental y se empleaba para disminuir el dolor y acelerar la curación. Se dice que se empleaba incluso para resistir venenos, modificar el ritmo metabólico e inducirse un estado de letargo o de muerte aparente.
KAI (On nōmaku sanmanda basaradan kan)Simboliza la percepción sensorial y la intuición. Se empleaba para amplificar los sentidos, lograr una anticipación al peligro y a los problemas, lo que suponía una ventaja táctica en el cumplimiento de su objetivo.
JIN (On aga naya in maya sowaka)Simboliza la percepción de los pensamientos y emociones ajenos, favoreciendo las habilidades de comprensión, persuasión, intimidación e influencia en general sobre las personas, habilidades a las que a menudo debían recurrir en sus subterfugios.
RETSU (Hirota ki shanoga jiba tai sowaka)Simboliza el control sobre el espacio y el tiempo. Se cree que favorecía una conexión astral en un estado de conciencia ampliada, una percepción extrasensorial que era causa de los legendarios reflejos y velocidad del ninja, pues era capaz de reaccionar antes de que un ataque se materializase.
ZAI (On chirichi iba rotaya sowaka)Simboliza la adaptación y el control sobre el medio, de modo que no sólo se valía del entorno para conseguir su objetivo, sino que pretendía manipular fenómenos de la naturaleza a su favor; se dice que ciertos maestros eran capaces de camuflarse haciéndose prácticamente invisibles o de servirse de los animales o de las tormentas y otros fenómenos atmosféricos.
ZEN (On a ra ba sha nō sowaka)Simboliza la iluminación, el entendimiento universal y la paz interior. El crecimiento espiritual fue propósito esencial en los orígenes del Ninjutsu, como en tantas otras artes marciales.